Articulación de la rodilla (anatomía): tendones, músculos y ligamentos

La rodilla es la mayor articulación del cuerpo humano y una de las más complejas.

Articulación de la rodilla

La rodilla es una de las articulaciones más impresionantes del cuerpo humano. Es la más grande y según los expertos la más compleja, y es que la anatomía de la rodilla comprende muchas estructuras para conformar la articulación (tendones, músculos, ligamentos, etc.).

Además soporta muchas tensiones, por lo que su diseño para dar funcionalidad en la movilidad y estabilidad es verdaderamente excepcional. Sin la rodilla sería difícil levantarse o caminar, y casi imposible correr tal y como se entiende la fisioanatomía humana.

¿Qué es la rodilla?

La rodilla es la articulación que enlaza el muslo con la pantorrilla. Se encuentra así en el centro de la pierna, y tiene funciones tales como permitir que esta pueda doblarse o girar.

La anatomía de la articulación de la rodilla comprende diferentes estructuras dentro y alrededor de la misma. Varios músculos controlan el movimiento, y los tendones lo transmiten a los huesos.

Por otro lado, los ligamentos aportan estabilidad, y el cartílago absorbe la presión ejercida sobre la articulación. También otras estructuras garantizan un movimiento suave que no ocasionen lesiones o dolor, aunque el desgaste al que se somete a lo largo de los años puede generar diferentes tipos de problemas.

Muchas de las estructuras blandas tienen la función de evitar la fricción y proteger la articulación. Cualquier daño podría generar diferentes tipos de lesiones, afectando de manera muy seria la viabilidad de la propia articulación.

Articulación de la rodilla: tendones, músculos, ligamentos y otras estructuras

La anatomía de la rodilla es una articulación consta de muchas estructuras. Huesos, tendones, músculos y ligamentos son algunas de las más importantes, pero no las únicas.

Todas y cada una de ellas son fundamentales para que las funciones de la articulación puedan llevarse a cabo. A continuación se muestran cuáles son empezando por los huesos, los cuales conforman la base estructural.

1. Huesos

Los huesos tal vez representan la parte más reconocible de la rodilla. Las estructuras óseas de esta articulación son el fémur, la tibia y la rótula, siendo esta última un hueso exclusivamente diseñado para la articulación de la rodilla.

La rótula es un hueso con forma circular y plano que sitúa en la parte frontal de la rodilla. Juega un papel fundamental para la extensión de la pierna con la ayuda de otras estructuras blandas que se presentan a continuación, y además protege los extremos del fémur y la tibia.

2. Ligamentos

Los ligamentos son estructuras que conectan los huesos entre ellos. En la rodilla son cuatro los ligamentos principales: ligamento cruzado posterior, ligamento cruzado anterior, ligamento lateral externo y ligamento lateral interno.

Cada uno de ellos da estabilidad a la rodilla, evitando el desplazamiento lateral y soportando la tensión generada por la rotación de la tibia. Es por lo tanto una estructura muy importante para evitar la luxación de la articulación, algo que de no ser por los ligamentos se podría producir durante el movimiento.

3. Cartílago articular

Los cartílagos son estructuras que protegen los huesos y dan fluidez al movimiento. Son uno de los dos tipos de cartílagos que se pueden encontrar en la rodilla, y representan el que ejerce de revestimiento que cubre los extremos de los huesos que forman la articulación.

El cartílago articular es suave y liso, e impide que la parte ósea de la estructura quede expuesta. Cuando se desgasta irremediablemente se produce daño en la articulación de la rodilla, siendo esta la causa de la aparición de la artritis.

4. Meniscos

Las otras estructuras cartilaginosas de la rodilla son los dos meniscos. Estos se llaman menisco lateral o externo y menisco medial o interno, y su función principal es la de amortiguación, aunque también participan a la hora de facilitar el movimiento.

Se sitúan entre el fémur y la tibia, lo que permite que los dos huesos puedan ser estructuras móviles sin sufrir daños irreversibles. Esta estructura blanda es fundamental para que no se produzcan lesiones internas por traumatismos o cualquier tipo de daño causado por la fricción.

5. Tendones

Los tendones son los encargados de conectar los músculos con los huesos. Si el músculo recibe la señal de contraerse, este lo hace tirando de los tendones, lo que a su vez produce el movimiento de los huesos.

Uno de los tendones más importantes es el tendón rotuliano o patelar. Esta estructura fibrosa es uno de los tendones más gruesos del cuerpo, y tiene inserciones en la rótula y en la tibia. No obstante son diferentes los tendones que rodean la articulación de la rodilla.

6. Músculos

Diferentes musculares tienen la función de impulsar la rodilla hacia adelante y hacia atrás. De todos ellos destacan de forma significativa dos grupos musculares: los músculos del cuádriceps y los músculos isquiotibiales.

Los músculos del cuádriceps son los encargados de proporcionar la fuerza y potencia vinculada con la extensión de la pierna. Por otro lado, los músculos isquiotibiales hacen lo propio con la flexión de esta extremidad.

7. Cápsula articular

La cápsula articular es una estructura fibrosa que protege los diferentes tejidos. Esta capa cubre la articulación con los dos meniscos, los ligamentos colaterales y los ligamentos cruzados.

La cápsula articular está íntimamente ligada a los otros tejidos de la rodilla. Por esta razón, toda hinchazón que se produce en la rodilla se manifiesta también en la cápsula sinovial, pudiendo dar lugar a una inflamación generalizada de la articulación.

8. Bolsa sinovial

La bolsa sinovial o bursa recubre la superficie interna de la cápsula. Se trata en realidad de diferentes pequeños sacos que contienen un líquido viscoso muy importante llamado líquido sinovial. Este lubrica y nutre la articulación, siendo fundamental para el funcionamiento de toda la estructura.

Además, el líquido sinovial permite evitar la fricción entre las diferentes estructuras cuando están realizando su trabajo mecánico. Esto es muy importante para que las condiciones de los huesos y los otros tejidos blandos sean óptimas. Cuando existe una tensión o presión excesiva la bolsa se inflama y se produce una lesión conocida como bursitis.

Referencias bibliográficas

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