¿Por qué la salud mental es un tema tabú? En 5 claves

A día de hoy, muchas personas que padecen una enfermedad mental prefieren ocultarlo a su entorno. Veamos por qué la salud mental sigue siendo un tema tabú rodeado de estigma.

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Es difícil explicar cómo la vida diaria se ve afectada por síntomas de condiciones como la depresión y otros trastornos mentales. Aunque la familia y los amigos pueden estar cerca, a menudo no saben realmente por lo que pasa una persona afectada con un problema mental, y a veces es más fácil hacer como si este no estuviera.

Cualquier persona que padezca de problemas de salud mental puede sentir que es diferente de los demás y que no puede compartir su experiencia. Por ejemplo, hablar de la enfermedad con los compañeros de trabajo es una perspectiva que puede provocar ansiedad; se teme el juicio, o que cambie el trato, una vez se comparte.

Por ello, en muchas ocasiones, las personas que padecen enfermedades mentales suelen negar su existencia. Esto se debe mayoritariamente a que todavía un gran número de personas ven la enfermedad mental como un tema tabú. En consecuencia, muchas personas ocultan sus síntomas a los demás e incluso a ellos mismos. En este artículo profundizaremos sobre por qué la salud mental sigue siendo un tema tabú en la actualidad.

El estigma de la salud mental

La salud mental hoy por hoy sigue siendo un tabú, y en ocasiones el estigma resulta asfixiante y aislante. El estigma de la enfermedad mental es la visión negativa hacia las personas con enfermedades mentales o la propia visión negativa que tienen los pacientes de sí mismos. Tanto el autoestigma como el estigma de la sociedad en general son formas de estigma.

La vergüenza es un aspecto importante: las personas que tienen problemas o trastornos físicos a menudo reciben un trato diferente al de alguien que tiene una enfermedad mental. Mucha gente cree que las enfermedades mentales son causa de vergüenza. Esto es a pesar de que nada sucede de manera diferente a cuando alguien sufre de una enfermedad física. Algunas personas pueden ser reacias a admitir que tienen un problema de salud mental.

Las personas que no conviven con alguien que padece una enfermedad mental pueden rechazar a los afectados porque creen que son diferentes o simplemente por el estigma asociado. Las personas con enfermedades mentales a menudo son estigmatizadas debido a los conceptos asociados erróneamente a las mismas. Este prejuicio proviene de la combinación de sospecha y culpa.

La gente cree que las personas que padecen enfermedades mentales tienen más probabilidades de ser peligrosas o que son responsables de su condición. La discriminación por salud mental incluye varias formas, por ejemplo: negarle a alguien una vivienda o un trabajo. Cuando una persona con una enfermedad mental observa opiniones públicas negativas, a menudo acaba por autoestigmatizarse a sí misma.

El autoestigma consiste en considerar que no son dignos, que no pueden controlar sus síntomas o que tienen algún defecto. Esto a la vez fomenta la idea dañina de que creen que deberían poder controlar sus síntomas a través de la fuerza de voluntad. Las personas como consecuencia de los prejuicios se sienten desvalidas, lo que puede llevarlas a sentirse aisladas e incomprendidas. Esto también puede hacer que duden a la hora de solicitar vivienda, recibir atención médica y participar en actividades comunitarias.

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1. El papel de la familia

El tabú de las enfermedades mentales proviene de no comprender el papel que juegan las familias en ella. Las familias a menudo experimentan un estigma tanto real como imaginario. Temen que se les considere responsables de la enfermedad de su ser querido. A la vez que les preocupa ser rechazados por la sociedad o los miembros de su comunidad.

Es fundamental tener en cuenta los efectos del estigma en las interacciones familiares: las familias preocupadas por el estigma público pueden optar por aislarse y negarse a pedir ayuda. La enfermedad mental puede afectar a una familia, independientemente de que solo alguno de sus miembros esté diagnosticado.

2. ¿Una cuestión de género?

Es más probable que los hombres consideren la salud mental como un tema tabú debido a la presión de ajustarse a un fuerte estereotipo de masculinidad. Temen que hablar sobre su salud mental con su médico los haga parecer débiles y vulnerables. Esta concepción en cuanto a la falta de fortaleza también se ve en mujeres, pero es especialmente significativa en hombres.

Los hombres generalmente disminuyen en 1% sus niveles de testosterona, cada año, después de los 40. Este cambio hormonal puede provocar problemas de salud mental; sin embargo, discutir los niveles bajos de testosterona sigue siendo un tema tabú. Esto puede crear un círculo vicioso en el que no hablar de los problemas, agrava el problema de salud.

3. Los medios de comunicación: ¿hasta dónde llega la responsabilidad?

En las diferentes series y programas se suele mostrar a las personas con enfermedades mentales como violentas o potencialmente peligrosas. Algunos estudios ponen de manifiesto que los medios prefieren cubrir crímenes perpetrados por personas diagnosticadas con un trastorno mental -para poder extender y en ocasiones explicar la noticia- qué comentar delitos similares atribuidos a personas que no padecen problemas de salud.

Sin embargo, A la hora de estudiar la relación entre violencia y enfermedades mentales, los resultados indican que las personas con enfermedades mentales son en más ocasiones las víctimas de violencia antes que los causantes. Además, las estadísticas demuestran que la mayoría de personas con enfermedades mentales no son violentas, ni peligrosas. Estas pueden llevar una vida normal y funcional.

Los medios tienen la responsabilidad de reducir el estigma y educar al público sobre la salud mental a través de historias reales: compartir las vidas de personas normales que sufren problemas de salud mental reduce el estigma que rodea a las enfermedades mentales. Actualmente, algunas personas han comenzado a utilizar las redes sociales para desmentir los conceptos erróneos que rodean a las enfermedades mentales. Muchas personas conocidas también han compartido sus problemas de salud mental -a través de las redes- para luchar contra el estigma y reducir el tabú.

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4. La sociedad de la salud mental

Según la definición, un problema de salud mental debe implicar algún tipo de deterioro o dolor; algo que se desvía de las normas sociales no es relevante. En sociedades más tolerantes, las personas que padecen esquizofrenia suelen experimentar menos estigma y una situación mejorada. En lugar de que la condición en sí cause su sufrimiento, generalmente es su exclusión de la sociedad debido a la condición.

La línea entre lo que se considera patológico y el comportamiento normal es subjetiva y depende de la cultura circundante. El lenguaje, las normas y valores sociales y el entorno personal contribuyen a la forma en que las personas juzgan el comportamiento de los demás. Diferentes personas pueden tener opiniones muy diferentes sobre lo que implica un trastorno de salud mental.

Hay muchos problemas de salud mental que no se consideran enfermedades en función de los estándares médicos. Por ejemplo, la homosexualidad o la transexualidad no son enfermedades (aunque si fueron consideradas como tales), pero las personas del colectivo LGTBIQ pueden tener una salud mental significativamente disminuida en lugares donde son perseguidas o acosadas.

Antiguamente y actualmente en algunos países se cree que las enfermedades mentales son causadas por espíritus malignos o brujería. Algunos trastornos mentales pueden hacer que los pacientes muestran un comportamiento peculiar. Como resultado, algunos pacientes son culpados por la sociedad por su condición y otros son considerados víctimas de brujería. En muchos lugares, sufrir depresión extrema o comportamiento agresivo resulta en confinamiento, palizas o electroshocks. Aquellos que exhiben este tipo de comportamiento probablemente reciban desprecio, odio o miedo de los demás.

Debido a la falta de atención de salud mental basada en la ciencia en varias regiones del mundo, las personas a menudo recurren a tratamientos sobrenaturales para el sufrimiento psicológico. Esto incluye, líderes religiosos y curanderos tradicionales que realizan exorcismos, rituales y ceremonias.

5. Perspectivas de futuro

Aunque las causas de los trastornos mentales no se comprenden completamente, hay muchas influencias. Estos incluyen estrés, antecedentes familiares, contexto social, experiencias traumáticas previas y genética. Ciertas personas pueden incluso ser más resistentes al sufrimiento psicológico después de una experiencia traumática o una crisis importante.

Las condiciones estresantes pueden conducir a una variedad de problemas de salud mental, incluidos los trastornos de ansiedad. Estas condiciones suelen implicar vivir en ciudades abarrotadas, trabajar muchas horas o recibir salarios insuficientes. Los trastornos mentales como la depresión han aumentado en todo el mundo. En ocasiones los trastornos no se pueden curar por completo, pero la terapia es útil para muchos pacientes. Hacer que la terapia sea accesible para quienes la necesitan es importante para los proyectos de desarrollo en todo el mundo.

Las personas que carecen de una salud mental adecuada se desempeñan mal en sus trabajos, escuelas y vida social. La Organización Mundial de la Salud afirma que la salud no es posible sin la salud mental. Como resultado, el tercer Objetivo de Desarrollo Sostenible se centra explícitamente en la salud mental. Para lograr esto, la OMS afirma que será necesario declarar la salud mental como prioridad.

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