Los efectos de la presión social en los influencers (y cómo manejarlos)

La irrupción de las redes sociales ha generado la aparición de las figuras mediáticas conocidas como influencers, personas con un enorme poder en dichas redes. Pero de esta exposición surgen también serios problemas de presión social.

Efectos presión social en influencers

Ser influencer es uno de los trabajos "de moda" en la sociedad que vivimos. La creciente utilización de las redes sociales permite que estas figuras públicas puedan dedicarse y vivir de ello incluso en casos en los que no tienen educación formal en ninguna profesión u oficio en concreto. Por ello, se trata de una dedicación, o más bien un estilo de vida, que muchos jóvenes tienen como un referente.

Pero... ¿realmente es todo tan fácil como parece al otro lado de la pantalla? En la gran mayoría de los casos, la respuesta es no. A la necesidad de estar produciendo contenido constantemente se le suma las dificultades para distinguir entre vida privada y trabajo, un fenómeno a través del cual se cuela una forma de intenso malestar: la presión social y la idea de que hay que llegar a ser aquello que la audiencia desea ver en un influencer.

¿Qué es la presión social?

Como hemos adelantado, la profesión de los influencers genera una gran presión social en el individuo que muestra su imagen y vida en las redes, ya que es imposible gustar a todos. En ocasiones esta presión se materializa en forma de comentarios negativos y de odio hacia la propia persona e incluso a sus familiares, pero también puede existir a través de las alabanzas y las dinámicas de comportamiento de los fans, que piden constantemente que la persona muestre determinadas facetas de su vida y no otras.

Los creadores de contenido necesitan que se hable de ellos, ser populares, que más gente los conozca, para así poder llegar a empresas y marcas que colaboran con ellos y les patrocinen. Pero este aumento de popularidad también comporta un aumento de críticas y un incremento de la presión de los seguidores para que se adecuen, opinen y actúen como ellos quieren.

Pero... ¿qué es la presión social? Entendemos por presión social la influencia que ejerce el grupo social para lograr que una persona cambie sus actitudes, pensamientos o incluso sus valores. Esta es una influencia que puede ser puesta en práctica incluso sin que quienes participan en ella sean conscientes de ello.

Este concepto se relaciona con una pérdida de libertad, ya que el individuo para sentirse aceptado y no ser diferente, puede ignorar sus principios, creencias, gustos… En definitiva, su individualidad, para sentirse semejante al grupo.

Presión social

La vida de influencer y la necesidad de amoldarse a ciertos roles

Como ya se ha apuntado, vivimos actualmente en una sociedad donde las redes sociales están constantemente presentes. Es rara la persona que no tiene ninguna red social y que no se conecta en algún momento del día, ya sea para subir su propio contenido, o para mirar el contenido subido por otros en la red.

Para hacernos una idea del constante incremento vertiginoso que se produce en el uso de las redes sociales, el informe “Digital 2021” elaborado por Hootsuite y We are Social, indican que el usuario medio pasa alrededor de unas 7 horas diarias conectado a la red y utilizando internet en todos los dispositivos.

Este uso creciente sigue en aumento tanto referente al número de minutos diarios que utilizamos las redes, como el número de usuarios que hacen uso de las distintas plataformas digitales. Este incremento constante de la relevancia de las redes sociales en nuestras vidas ha significado en un grupo de personas una oportunidad para dedicarse laboralmente. Como ya se ha hecho mención anteriormente, los influencers son personas que trabajan influyendo, valga la redundancia, a otras personas a través de las redes sociales.

La influencia genera un aumento de popularidad del individuo que le sirve para seguir sumando seguidores. El trabajar con una plataforma digital permite que tu mensaje llegue con facilidad y rapidez a mucha gente. Dada la alta cantidad de horas que pasamos conectados a las aplicaciones sociales, se produce casi una constante e inmediata interacción entre el influencer y su seguidor, creando entre ellos un vínculo cada vez más cercano.

Es decir, el constante compartir de información del influencer, genera en el usuario una sensación de conocerlo personalmente e incluso sentirlo como amigo. Este hecho le otorga mayor credibilidad al creador de contenido, pudiéndose convertir en un reclamo para las marcas para vender y promocionar sus productos.

Las colaboraciones que realizan los influencers con las diferentes empresas que los contactan, les permite trabajar dedicándose a las redes sociales. Esto significa que su carrera laboral, su sueldo, pasará a depender de manera indirecta de sus seguidores, ya que las marcas solo seguirán trabajando con ellos si siguen siendo populares e influyentes para la gente.

Influencer

La pérdida de la identidad

Esta necesidad de gustar, de ser popular, constantemente genera una presión social en el creador de contenido, debido a que su imagen siempre tiene que ser buena, siempre estar dispuesto y entregado a sus seguidores, darles lo que ellos le piden, quieren saber o conocer de él y cumplir con unas expectativas a veces difíciles de alcanzar.

La presión social genera en el influencer una pérdida de seguridad en sus pensamientos, así como sentir estos más superficiales, una disminución de la autoestima y un sentimiento de inferioridad, o no estar al nivel de otros creadores de contenidos, siempre necesitar más y nunca ser suficientes. De esta manera, se puede producir en el influencer una pérdida de la propia identidad, es decir puede llegar un momento que este ya no sepa si actúa de manera libre según lo que él quiere o le gusta o da su opinión y muestra la imagen que su seguidores quieren ver y le reclaman.

Como ya hemos visto, el constante uso de las redes sociales, crea en los personajes públicos una constante sensación y presión para subir contenido, para seguir incrementando su popularidad y poder continuar dedicándose profesionalmente a ello. El incremento de interacción entre influencer y admirador, genera en este último, un sentimiento de conocer, incluso de amistad, con el influencer.

Pero la relación cercana que se crea, no aporta solo cosas positivas, ya que al ver al influencer como un amigo los seguidores empiezan a creerse en el derecho de opinar, criticar, efectuando de este modo presión social hacia al creador de contenido, pudiendo producir del mismo modo un cambio en él o tomar decisiones no acordes con lo que él desearía hacer, ante el reclamo de sus seguidores a que cambie o no cambie su contenido.

También remarcar que los influencers al estar continuamente y con tanta facilidad compartiendo su imagen con sus admiradores, se hace difícil separar la vida privada de la profesión, ya que el seguidor siempre busca conocer más de él y cada vez lo nota más cercano. Esto hará que en muchas ocasiones las personas que viven de generar contenido en las redes, acaben compartiendo parte de su vida privada en ella.

El hecho de mostrarse tal y como uno es, la parte más privada de uno, puede generar una confusión y una pérdida de límites entre la figura pública que vende y la persona privada, siendo así difícil separar el trabajo de su vida cotidiana. Por tanto, la presión social no solo aparecerá en el área laboral, sinó también en la personal afectando de este modo a la propia persona del influencer, así como sus relaciones sociales más cercanas como serían sus familiares.

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