Los 5 tipos de memoria en los seres humanos (y sus características)

La memoria es un proceso mental asombroso que permite al cerebro almacenar recuerdos. Dependiendo de cómo sea el proceso de almacenamiento, la memoria puede ser de distintos tipos.

Tipos memoria

Entre las muchas funcionalidades que tiene este asombroso ordenador que es el cerebro humano, una de las que más se ha estudiado es la memoria, en todas sus variantes. Vamos a descubrir cómo se lleva a cabo este fenómeno, cómo podríamos clasificar su tipología, y de qué manera puede verse disminuida.

¿Qué es la memoria

Se trata de la capacidad del cerebro para codificar la información del presente y su recuperación a corto, a medio o a largo plazo. Lo que subyace a este proceso es una serie de sinapsis o conexiones neuronales, que en función de su nivel de excitación podrán generar un recuerdo de una manera lo suficientemente estable como para recuperarlo en el futuro.

La otra cara de la moneda en este proceso es la capacidad de aprender, y es que memoria y aprendizaje, por definición, han de ir siempre de la mano. Si se da una, necesariamente se tiene que dar la otra.

Podemos, por tanto, describir la secuencia de memoria a través de los siguientes pasos:

  • Registro de la información, o codificación de los datos.
  • Almacenamiento, ya sea durante unos instantes o a lo largo de décadas.
  • Recuperación de los datos: el recuerdo.

No se trata de una habilidad exclusivamente humana, pero sí es cierto que el nivel de complejidad del sistema nervioso de los homínidos, y del ser humano en partícular, es el mayor existente en todo el reino animal. ¿En qué se traduce esto? En que en el resto de especies podremos observar en mayor o menor medida una habilidad para generar recuerdos y aprender, pero ni mucho menos con el grado de intensidad en que lo hacemos nosotros mismos.

Memoria

¿Dónde se almacenan los recuerdos?

Una vez que sabemos que vamos generando recuerdos constantemente, nos podemos preguntar en qué lugar concreto de nuestro cerebro está el “disco duro” con todas las experiencias vividas hasta hoy. La respuesta es sencilla: están en todas partes. Esto no quiere decir que cada recuerdo se almacene en todo el cerebro, sino que no hay una sola estructura dedicada en exclusiva a este cometido, sino que es algo compartido por la multitud de sectores de este órgano.

Para hacernos una idea de esta complejidad, veamos algunas de las zonas y su implicación en las tareas de memoria.

  • Diversas áreas de la corteza cerebral: son las encargadas de albergar los recuerdos de nuestros primeros años de vida.
  • Lóbulos frontales: es donde se generan los pensamientos.
  • Centro del hemisferio derecho: aquí se encuentra el “diccionario” de todas las palabras que conocemos.
  • Cerebelo: es el responsable de algunos de los aprendizajes que hemos potenciado tanto que ya están automatizados.

Y estas son solo algunas de las zonas. Se necesita el cerebro en todo su conjunto, con sus más de 100.000 millones de neuronas, para lograr realizar de manera eficaz todo el procedimiento.

¿Cómo se clasifica la memoria?

La memoria es un concepto muy amplio y, en función de las características del proceso en concreto, podemos establecer una división que nos permita comprender mejor cada una de las clases.

1. Memoria sensorial

Se trata de la más primaria de toda, y es la que registra la información que captamos por los diferentes sentidos, especialmente el de la vista y el del oído. Básicamente actuaría como un almacén, icónico en el caso de lo que vemos y ecoico para los sonidos que escuchamos, para retener momentáneamente (apenas 250 milisegundos) los datos que necesitamos antes de pasarlos a otro tipo de memoria diferente, la operativa, que veremos más adelante.

Memoria sensorial

2. Memoria a corto plazo y memoria de trabajo

También llamada activa o primaria. Es la que utilizamos continuamente en nuestra interacción con el medio. Nos permite retener los datos (siempre que no volvamos a ellos) de unos 7 elementos (7±2, según la mayoría de estudios) a lo largo de unos 30 segundos, antes de que la información desaparezca de nuestro cerebro. Sería algo parecido a la memoria RAM de un ordenador.

No captamos todos los estímulos con la misma facilidad. Hay mecanismos que propician el registro de algunos por encima de otros. Por ejemplo, ante una sucesión de elementos similares, es más probable que nos quedemos con los primeros (efecto de primacía) o con los últimos de la lista (efecto de recencia), en detrimento de los que quedan en el medio.

A veces encontramos también el término de memoria de trabajo para referirse a la de corto plazo, pero en realidad son conceptos algo diferentes, ya que mientras la MCP hace referencia únicamente al almacenaje de datos, la de trabajo implica un tratamiento de esa información para lograr un objetivo, por lo que esta sería una definición más amplia.

Veamos con detalle las diferentes partes que están implicadas en este tipo de memoria.

Ejecutivo central

Se localiza en el lóbulo frontal. Su tarea es la de integrar los datos útiles y desechar los que no nos sirven. Además, se encargará de conectar diferentes procesos de la cognición que estén sucediendo al mismo tiempo en el cerebro.

Bucle fonológico o articulatorio

Es el responsable de conservar durante unos instantes la información verbal que recibimos por el oído, o bien por la vista, ya que transforma esas imágenes en los sonidos asociados. Es una parte esencial para el proceso de adquisición del lenguaje, ya sea de primera o de segundas lenguas.

Búfer episódico

Otro almacén, en este caso para conectar todos los sistemas de la memoria de trabajo pero también con la memoria a largo plazo, el otro gran tipo que veremos en la siguiente sección del artículo.

Agenda visoespacial

Sería el almacén de memoria de trabajo asociado a la información visual. Como ocurre con el bucle fonológico, todo lo que no retengamos de forma activa, desaparecerá en cuestión de segundos.

3. Memoria a largo plazo

Seguramente, cuando pensamos en el concepto de memoria en general, en realidad lo que estamos pensando es en esta modalidad. Es la que guarda los recuerdos de manera indefinida en el tiempo en nuestras redes neuronales. También se la llama memoria secundaria o memoria inactiva. Este sería nuestro disco duro, si fuésemos una computadora.

La MLP puede albergar datos de experiencias vividas durante meses, años, décadas, o toda la vida. La capacidad de recuperación de los mismos, antes de que se experimente el fenómeno llamado olvido, tiene que ver con la fuerza con la que se codificaron en un inicio los datos así como recuperación periódica de los mismos.

Dentro de esta modalidad, podemos hacer una subdivisión en dos grandes bloques.

3.1. Memoria declarativa

Este tipo se refiere a la acumulación de información relativa a sucesos específicos. Todos estos datos, a su vez, están repartidos en dos almacenes:

  • Memoria episódica: donde se encuentran los recuerdos autobiográficos de los hechos vividos.
  • Memoria semántica: donde hemos memorizado toda la información relativa a nuestro conocimiento general. Lo que estudias y aprendes, por ejemplo.

3.2. Memoria procedimental

Es una modalidad muy diferente, pero igualmente fundamental en nuestro día a día. Es aquí donde quedan registradas las habilidades ejecutivas que tanto nos ha costado aprender, pero que con el tiempo se vuelven automáticas. Por ejemplo, conducir, escribir o bailar. Ahora entenderás la famosa frase de: “es como montar en bicicleta, nunca se olvida”.

No son solo las tareas motoras, también se incluyen aquí las habilidades cognitivas que hemos ido adquiriendo, como realizar complejos cálculos matemáticos que al principio nos costaban un mundo y ahora llevamos a cabo “sin pensar”, o lo que es lo mismo, de manera inconsciente.

Para llegar a ese nivel de automatismo en la realización de una tarea es necesario pasar por tres fases:

  • Cognitiva: las primeras veces que lo intentamos, hemos de poner toda nuestra atención en ello, de manera muy consciente.
  • Asociativa: con la repetición vamos desarrollando patrones de respuesta automáticos, manteniendo únicamente las acciones útiles para cumplir el objetivo y desechando el resto.
  • Autónoma: una vez perfeccionada la habilidad, la realizaremos sin pensar en ello.

¿Te has sorprendido a ti mismo después de llevar bastantes minutos conduciendo, pensando en otras cosas, sin pensar en qué marcha tenías que meter en ese momento o cuándo debías acelerar? Ahora ya conoces el proceso subyacente.

Memoria largo plazo

¿Qué son las amnesias?

Se trata de la alteración más frecuente de la memoria, y es de tipo cuantitativo (la pérdida de la memoria se dará en un grado determinado). La demencia, y en especial el Alzheimer, es una de las principales causas de este trastorno, aunque hay muchos otros (lesión por un traumatismo, ictus, intoxicación con sustancias, y otras).

La amnesia puede ser parcial o total, pero además, según la ubicación cronológica de los recuerdos afectados, podemos clasificar esta afectación de la memoria de la siguiente manera.

1. Amnesia anterógrada

Se perdería la capacidad de generar recuerdos nuevos, pero se podrían evocar sin problema los anteriores a la lesión. Es lo que ocurre al principio del proceso degenerativo de la demencia.

2. Amnesia retrógrada

Con este tipo de patología, el sujeto experimentaría una pérdida en sus recuerdos pasados, sin perjuicio en la creación de recuerdos nuevos.

3. Amnesia retroanterógrada

Esta última tipología se daría cuando se ven afectados tanto los recuerdos antiguos como los de nueva creación. Ocurre, por ejemplo, en las fases finales de la demencia senil.

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