Autocuidado del psicólogo: ¿por qué es tan importante?

Los psicólogos son, ante todo, seres humanos. Por ello, para desempeñar su profesión de la mejor manera es esencial que puedan contar con su propio espacio terapéutico.

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Los psicólogos son profesionales especialistas en el comportamiento humano. Mediante el empleo de diversos métodos y herramientas, su objetivo es el de favorecer el bienestar emocional de las personas. Habitualmente, quienes se dedican a la psicología suelen ser vistos como auténticos superhéroes, capaces de mantenerse por encima de los problemas que afectan a la mayoría de los mortales. Sin embargo, la realidad es que los psicólogos son, ante todo, personas con sus propios miedos, fantasmas y vulnerabilidades que pueden llamar a la puerta.

Por supuesto, los psicólogos poseen como profesionales un arsenal de herramientas y conocimiento teórico y práctico, todo ello enmarcado dentro de los límites del código deontológico. Sin embargo, esto no les exime de sufrir problemas como cualquier individuo normal. Cabe señalar que los psicólogos no pueden tratarse a sí mismos, es decir, no pueden aplicar su conocimiento a la resolución de los problemas personales que les afectan. Esto se debe a varias razones. En primer lugar, es difícil que puedan ser objetivos con sus propios conflictos.

En segundo lugar, sus propias circunstancias pueden constituir un obstáculo para responder a sus problemas con el conocimiento que poseen. Y finalmente, no podemos olvidar que la psicología es una ciencia muy extensa donde hay cabida para diversas especializaciones y temáticas. Por ello, un profesional puede conocer profundamente ciertas problemáticas y, en cambio, contar con escasa información acerca de otras. En cualquier caso, todo profesional de la psicología debería tomar como hábito el acudir a terapia. Son muchas las razones que hacen de esta una idea más que pertinente y en este artículo vamos a conocerlas.

¿Qué es el autocuidado?

El autocuidado se define como la capacidad de estar atento a lo que nos sucede, a lo que pensamos y sentimos, así como a sabernos validar y proteger. En definitiva, cuidarse es clave para poder disfrutar de bienestar físico y mental. Cuando se habla de autocuidado esto implica que la persona tiene presente sus necesidades (que no deseos). Por lo tanto, actúa con el fin de poder satisfacerlas.

El autocuidado no es un acto egoísta ni mucho menos algo que haga sentir mal a la persona. Sin embargo, sí es un gesto de amor hacia nuestra persona, por el que como decimos atendemos nuestras propias necesidades para cuidar la salud en todos sus niveles. El autocuidado cobra especial importancia en determinadas profesiones, como por ejemplo la psicología. En este sector se produce mucho desgaste emocional y esto hace que sea fundamental tomarse un respiro y tener un espacio de desahogo para no acabar saturado. Acudir a terapia siendo profesional de la psicología es una excelente forma de autocuidado que puede brindar muchos beneficios.

3 razones por las que todo psicólogo debe ir a terapia

A continuación, vamos a comentar las principales razones por las que todo psicólogo debería acudir a terapia con regularidad.

1. Fatiga por compasión

Fue Joinson (1992) quien introdujo el término fatiga por compasión por primera vez. Este fenómeno constituye una forma de estrés derivada de la relación de ayuda terapéutica propia de profesiones asistenciales. Esta aparece cuando el profesional sanitario se siente emocionalmente desbordado para hacer frente al compromiso empático con el sufrimiento del paciente.

Al fin y al cabo, los psicólogos se dedican a prestar un servicio a los demás que requiere grandes dosis de empatía y sensibilidad. El hecho de que sientan vocación de servicio no significa que deban olvidarse de ellos. En este sentido, acudir a terapia se convierte en una importante fuente de apoyo. Sostener a los demás en sus momentos más críticos puede resultar agotador si el psicólogo no dispone de una adecuada red de apoyo que le sostenga a él.

Aunque la familia y los amigos pueden ser un espacio seguro de desahogo, a veces no pueden entender del todo por lo que está pasando el profesional. Además, hablar constantemente de trabajo en los momentos de disfrute con los seres queridos puede dificultar la adecuada desconexión del estrés laboral. Por ello, apoyarse en otro profesional que conoce bien lo que implica estar en contacto continuo con el dolor puede ser lo mejor.

Cabe señalar que este desgaste por la empatía y la compasión no significa que el psicólogo esté haciendo mal su trabajo. Realmente, se trata de una reacción emocional normal. Sin embargo, es importante atenderla y no pasarla por alto. Sólo cuando se cuida este aspecto el profesional puede dar lo mejor de sí mismo cuando ejerce la profesión.

2. Contratransferencia

El fenómeno de la contratransferencia fue inicialmente propuesto por la escuela psicoanalítica. Este se define como el proceso por el cual el psicoanalista transfiere elementos de sus problemas pasados o presentes al paciente que está siendo objetivo de análisis. Sigmund Freud consideraba que, para evitar este tipo de respuesta en el profesional, era fundamental que el analista se sometiera continuamente a un proceso de análisis propio.

Por lo tanto, ya hace mucho tiempo que se conoce la importancia de la terapia para que un psicólogo se desempeñe mejor como profesional. Muchas veces, los pacientes acuden con historias y demandas que hacen al psicólogo conectar con su propio dolor y experiencias pasadas. Esto puede dificultar su objetividad y su capacidad para atender a esa persona con toda la profesionalidad necesaria. En estos casos, contar con el apoyo de un profesional y tener un espacio psicoterapéutico propio puede ser muy sanador. De hecho, muchas escuelas psicológicas consideran imprescindible que el terapeuta se someta a un proceso de terapia para prevenir cualquier interferencia en su labor.

3. Supervisión de casos

La labor del psicólogo es altamente compleja. Por mucha formación y experiencia que se tenga, nunca se trabaja con dos casos iguales. Por ello, a veces el profesional puede sentirse algo perdido o bloqueado respecto a cómo manejar la situación con su paciente. En estos casos, contar con la ayuda de otros profesionales puede ser de gran utilidad. Aunque en estos casos no se trata de un proceso de terapia como tal, los grupos de supervisión hacen que varios psicólogos se ayuden mutuamente para resolver dudas, brindarse apoyo emocional y compartir puntos de vista.

Supervisar casos es un hábito que hasta los psicoterapeutas más veteranos deberían hacer. Se trata de una estrategia muy enriquecedora que brinda seguridad y conocimiento al profesional, que se vuelve así más competente para tratar a la persona que ha acudido a él. No obstante, a veces ni siquiera con la ayuda de un grupo de supervisión es viable poder atender ciertos casos. Por eso, ante la duda lo mejor que podemos hacer por ayudar es derivar y dejar que sea otro psicólogo el que tome las riendas de la situación. Alargar un proceso de terapia que sentimos que nos desborda no servirá más que para generar un efecto iatrogénico.

Qué sucede cuando un psicólogo no acude a terapia

Aunque son muchos los psicólogos que conocen la importancia de acudir a terapia para poder gestionar bien las implicaciones emocionales de su profesión, pocos suelen hacerlo. Esto se traduce en una falta de autocuidado que puede traer problemas en el medio y largo plazo. Si no atienden a sus propias emociones, difícilmente podrán sostener a los demás de manera correcta. En el trabajo con personas no es posible descuidar la concentración o la capacidad para atender a las emociones ajenas, ya que precisamente esto es lo que los pacientes buscan en un contexto terapéutico.

Cuando un individuo acude a terapia está haciendo un ejercicio de gran exposición, pues se muestra en toda su vulnerabilidad sin caretas. Por ello, atender las emociones propias no sólo es una forma de cuidarse como profesional, sino también un acto de respeto a quienes piden la ayuda y esperan un servicio de calidad.

Gracias a la terapia, el psicólogo puede entender mejor sus emociones y ser capaz de manejarlas para poder continuar con su labor. Un psicólogo no es un superhéroe superior al bien y el mal. Es un ser humano que puede necesitar ayuda en muchos momentos de su carrera por la razón que sea: una ruptura o duelo, problemas familiares, dificultades económicas, alguna psicopatología, etc.

El psicólogo no debe ser perfecto. Por el contrario, abrazar su humanidad y cuidarse es el mejor gesto para atender a sus pacientes y clientes de la mejor manera posible. Sólo cuando nos sostienen somos capaces de sostener a los demás.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca del autocuidado, que tiene que ver con la atención de nuestras propias necesidades y el cuidado de la salud física y mental. En el campo de la psicología esto es especialmente importante, ya que se trata de una profesión muy intensa emocionalmente, donde se tiene contacto directo con el sufrimiento de los demás.

Por ello, se hace fundamental tomar medidas para evitar el desgaste progresivo. Una de las más idóneas consiste en acudir a terapia. Lejos de lo que se suele creer popularmente, los psicólogos no son superhéroes por encima de los problemas comunes a todos los mortales. Ante todo, son seres humanos que acarrean su propia historia personal. Por ello, es clave que puedan disponer de un espacio terapéutico propio donde poder tener desahogo y apoyo que les ayude a desempeñar su papel de la mejor forma posible.

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