Malaria: causas, síntomas y tratamiento

Esta enfermedad infecciosa se propaga a través de la picadura de los mosquitos, y puede resultar letal.

Malaria

La malaria o paludismo es una enfermedad producida por el protista Plasmodium, el cual utiliza como vector de transmisión a un mosquito y tiene como hospedador definitivo al ser humano y otros vertebrados.

Esta enfermedad es por muchos conocida como la “reina de las parasitosis”, pues se estima que un 40 % de la población global se encuentra en riesgo de contraerla, además de los 500 millones de casos que se producen de forma anual.

Por todas estas cifras de vértigo, se hace esencial que todos conozcamos, al menos hasta cierto punto, qué es el paludismo y cómo se transmite. Por ello, aquí te contamos en detalle el ciclo vital del parásito Plasmodium y los síntomas y tratamientos ante la malaria.

Malaria: una relación inseparable con el mosquito

En primer lugar y antes que nada, vemos necesario introducir a la malaria desde un punto de vista epidemiológico. Tal es su incidencia a nivel global, que estos términos son los primeros a tener en cuenta cuando hablamos de la enfermedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) arroja diversas cifras a tener en cuenta:

  • Como ya hemos dicho con anterioridad, se estima que el 40 % de la población se encuentra en riesgo ante esta enfermedad.
  • Este porcentaje se reparte entre 100 países, entre los cuales destacan diversas regiones africanas.
  • Se calcula que el 93 % de los casos se reportan en África y más del 90 % de las muertes se dan en esta región.
  • De media, se producen de uno a dos millones de fallecimientos anuales por esta enfermedad. La gran mayoría de ellos son niños.
  • Por sorprendente que parezca, se estima que se produce un nuevo caso de malaria cada 15 segundos.

A pesar de lo impresionante de estas cifras, hay que recalcar que esta enfermedad no conoce de etnias. Por ejemplo, diversos estudios epidemiológicos calculan que de 10.000 a 300.000 viajantes de países industrializados contraen esta enfermedad de forma anual. Como podemos ver, el título de reina infectiva está justificado.

Plasmodium y su ciclo vital

Las cifras globales son esenciales para entender la dinámica epidemiológica de la patología, pero conocer al agente causal es de igual importancia. En este caso, estamos ante diversos microorganismos del género Plasmodium, de la familia Plasmodiidae (la cual comprende más de 175 especies).

El cuadro clínico de malaria no responde a un solo organismo, pues pueden causarlo diversas especies: P. vivax, P. ovale, P. malariae, P. knowlesi y Plasmodium falciparum. Esta última es de especial interés, pues se calcula que es la especie más letal y dañina. Por desgracia, se estima que P. falciparum es la causante del 99.7 % de los cuadros clínicos de la enfermedad en África.

Este parásito, morfológicamente tan sencillo (un protozoo microscópico de forma circular) presenta un ciclo vital extremadamente complejo. A continuación, te lo resumimos:

  • Los esporozoitos (una de las formas) de Plasmodium se encuentran alojados en las células del hígado del humano infectado.
  • Allí forman esquizontes hepáticos, donde se produce una multiplicación del microorganismo.
  • El esquizonte se acaba fracturando, dando lugar a diversos merozoitos.
  • Estos se reproducen asexualmente en los glóbulos rojos (pasando nuevamente de esquizontes a merozoitos, lo que genera una multiplicación del parásito).
  • Algunos merozoitos adoptan una forma sexual, transformándose así en gametocitos.
  • Estos gametocitos son consumidos con la sangre del humano por un mosquito.

Debido a la complejidad terminológica de este proceso, nos ahorraremos el ciclo del parásito dentro del mosquito. Basta con saber, en términos generales, que la forma del esporozoito termina en las glándulas salivales del invertebrado, lo que facilita una transmisión a un nuevo humano cuando se produce una picadura, cerrándose así el ciclo.

Como podemos observar, Plasmodium es un parásito de ciclo muy difícil de entender, pues infecta diversos tipos celulares y adopta una serie de formas características en cada una de sus etapas vitales.

Síntomas

En los casos no complicados, la sintomatología de la malaria puede ser bastante inespecífica, lo que dificulta mucho su diagnóstico. Aún así, cabe recalcar que el cuadro clínico se produce cuando los parásitos se encuentran en la sangre, pues esta reproducción e invasión en los glóbulos rojos promueve la ruptura y destrucción de los eritrocitos sanguíneos.

El periodo de incubación suele durar de 6 a 14 días, dependiendo de la capacidad inmunológica del paciente, pues la exposición previa al parásito suele retrasar la sintomatología. Aunque parezca increíble, el periodo de incubación más largo observado para el parásito Plasmodium vivax es de 30 años.

Una vez superado el periodo de incubación, se producen diversos síntomas, entre los que se encuentran: fiebre en más del 90 % de los casos, fiebre, escalofríos y diaforesis (sudoración profusa). Otros síntomas comunes pero no tan prevalentes son mareos, mialgias, dolor abdominal, vómitos, náuseas y tos seca.

Malaria grave

Como hemos dicho, Plasmodium falciparum es la causante de casi todas las manifestaciones clínicas severas de la enfermedad. Esta se produce cuando la infección se complica, ya sea por fallos orgánicos en el hospedador o anormalidades sanguíneas del paciente. Algunos de los síntomas contemplados ante este cuadro clínico grave son el paludismo cerebral, edemas pulmonares, fallos agudos en los riñones, anemia severa y sangrado abundante.

Esta forma severa, en el peor de los casos, puede causar la muerte en menos de 24 horas. Es chocante conocer que, incluso en países de alto ingreso, la tasa de mortalidad ante este cuadro clínico es del 20 %, a pesar de que se den extensos cuidados en unidades intensivas. Sin tratamiento, la tasa de mortalidad se eleva a casi el 100 %, un valor para nada desdeñable.

Diagnóstico

El análisis de sangre, además de las pruebas accesorias de PCR (Identificación del material genético del parásito) y otros métodos microbiológicos, es el único diagnóstico diferencial que permite identificar de forma inequívoca una malaria. Al fin y al cabo, las formas parasitarias se encuentran alojadas en los glóbulos rojos en la fase sintomática de la enfermedad.

Tratamiento

El tratamiento depende de diversos factores, entre los que se encuentran la severidad de la enfermedad, la especie causante de la patología y el lugar geográfico donde se produjo el contagio.

Algunos de los fármacos utilizados son los siguientes: primaquina, cloroquina, atavacuona o quinina. Estos medicamentos son utilizados de forma específica ante el estado del parásito, pues algunos atacan a las formas hepáticas y otros a las que se encuentran en el torrente sanguíneo.

Cabe destacar que a día de hoy, debido a la rápida expansión de la enfermedad que no parece estar en retroceso, se están estudiando posibles vacunas para una prevención ahora esencial. Por desgracia, todavía no se ha dado con una que sea totalmente eficaz.

Conclusiones

La malaria es la reina de las parasitosis por diversos motivos, tal y como hemos podido comprobar en estas líneas. Con más de 500 millones de casos anuales y un enfermo nuevo cada 15 segundos, estamos ante una enfermedad que, lejos de frenarse, continúa esquilmando poblaciones humanas en diversas poblaciones de África.

Además, aunque la veamos como una patología externa a los habitantes europeos y americanos, hemos podido ver que casi unas 300.000 personas pertenecientes a países de alto ingreso pueden llegar a infectarse en viajes laborales o por turismo.

Además, cabe destacar que su forma severa termina en muerte en todos los casos en los que no se aplica un tratamiento, por lo que es esencial que en los países de bajo ingreso se ponga a disposición de la población general un método diagnóstico efectivo y un tratamiento gratuito para todos y cada uno de los ciudadanos.

Referencias bibliográficas

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