Enterobiasis: qué es, causas, síntomas y tratamiento

Esta enfermedad surge de un parásito que puede habitar en los humanos y provoca picor, irritación y otros síntomas.

Enterobiasis

La enterobiasis es una patología de origen parasítico que cursa con síntomas tales como dolor y picor en el ano o pérdida de peso, entre otros. Esta enfermedad se produce por la infección de unos nemátodos de pequeño tamaño de la especie Enterobius vermicularis.

Diversos estudios citan que la mayoría de los parásitos (el 70 % o más) del ser humano son de origen adventicio, es decir, que terminan por infectarnos de forma accidental al entrar en contacto con otros hospedadores animales.

La enterobiasis supone una excepción a esta regla general, ya que el nemátodo Enterobius forma parte del 16 % de los agentes parasíticos patógenos que se han especializado evolutivamente en utilizar al ser humano como fuente de supervivencia. Debido a su especificidad y prevalencia, se hace necesario comprender los mecanismos de infección y tratamientos ante esta patología tan extendida.

Enterobiasis: una helmintiasis transmitida por el suelo

Antes de sumergirnos de lleno en la sintomatología y tratamiento de esta enfermedad, vemos necesario encuadrar de forma somera al agente causal y su situación a nivel global.

Como ya hemos dicho con anterioridad, estamos ante el nemátodo Enterobius vermicularis, un parásito de forma agusanada de hasta 12 milímetros que habita en el colon de las personas infectadas. Algunas de sus características son su color blanquecino y opaco y la presencia de tres labios en su aparato bucal. Debido a su tamaño, no se requiere de un microscopio para observarlos.

A continuación, te presentamos el ciclo vital de Enterobius de forma rápida y sencilla:

  • La infección ocurre cuando el humano consume los huevos, ya sea por entrar en contacto con superficies contaminadas o con áreas infestadas de su propio cuerpo.
  • Una vez ingeridos, las larvas eclosionan en el intestino delgado y se establecen en el colon (usualmente en el ciego).
  • Desde el momento de ingestión hasta que la hembra adulta comienza a poner huevos, pasa aproximadamente un mes.
  • Los adultos sobreviven un par de meses, reproduciéndose y dando lugar a descendencia.
  • Las hembras migran desde el colon hasta el área perianal del paciente, donde ponen los huevos que darán lugar a nuevas larvas.

La enterobiasis, por lo tanto, es el conjunto de manifestaciones clínicas que el paciente experimenta durante los pasos del ciclo vital del parásito. Como podemos ver, se trata de una infección de naturaleza evidente, pues los “gusanos” son visibles y se dejan avistar por la noche cuando ponen los huevos.

La importancia de las helmintiasis a nivel global

No podemos continuar sin hacer una especial mención a la importancia socioeconómica de las helmintiasis transmitidas por los suelos (o materia contaminada en general), como es el caso de la enterobiasis.

Según la organización mundial de la salud (OMS), este tipo de patologías tienen diversos efectos sobre algunos sectores poblacionales:

  • En todo el mundo hay alrededor de 1.500 millones de personas infectadas por helmintos (mayoritariamente nemátodos) de los suelos.
  • Esta cifra supone, casi, el 27 % de la población mundial.
  • Más de 500 millones de niños viven en poblaciones en riesgo de transmisión de estos parásitos.
  • En infantes, se ha demostrado que estas infecciones generan malnutrición y falta de desarrollo físico.

En el caso de Enterobius, se han registrado más de 500 millones de infestaciones a nivel global (42 millones solo en estados unidos) y el 50 % se dan en niños (casi el 28 % de los infantes en todo el mundo). Por lo tanto, estamos ante una enfermedad parasítica con una preferencia por climas templados y un sector poblacional afectado claro.

Síntomas

La mayoría de las infecciones de enterobiasis son asintomáticas, pero el síntoma reportado más usual es el prurito (picor e irritación) del área perianal, producido por la respuesta inflamatoria que los adultos, huevos y gusanos muertos generan en la piel del paciente.

Este molesto picor tiene un significado evolutivo claro, pues promueve el rascado en el enfermo, lo que aumenta las posibilidades de que este reingiera los huevos al morderse las uñas o chuparse los dedos. Por desagradable que pueda parecer, conocer estos mecanismos de transmisión es esencial para evitar la enfermedad en primer lugar.

Otros síntomas, que dependen mayoritariamente de la carga parasitaria en el hospedador, comprenden insomnio, anorexia, irritabilidad y una distensión abdominal que produce dolores similares a los causados por apendicitis.

Posibles complicaciones

Como casi todas las enfermedades de naturaleza parasítica, cuando los patógenos causales proliferan de forma descontrolada o escapan a su área de acción específica, se pueden producir diversas complicaciones médicas.

La enterobiasis no es una excepción, pues por ejemplo, estos nemátodos pueden llegar a colonizar los órganos genitales de la mujer, dando lugar a patologías tales como la vulvovaginitis (hinchazón genital) o granulomas pélvicos, que son masas esféricas de células inmunes que se forman cuando el sistema inmunológico del paciente trata de aislar una sustancia perjudicial para el organismo.

Vamos más allá, pues dependiendo de la zona geográfica, hasta el 40 % de los casos de apendicitis están correlacionados con una infección simultánea por Enterobius. A pesar de lo aparentemente evidente de esta cifra, todavía no se ha conseguido establecer una relación clara entre ambos procesos clínicos.

Diagnóstico

Por rudimentario que pueda parecer, la utilización de una cinta adhesiva transparente suele ser el mejor medio diagnóstico. Esta se adhiere sobre la zona perianal del paciente, y posteriormente, se observan al microscopio los elementos que hayan quedado pegados sobre ella.

Al ser unos microorganismos móviles de hasta 13 milímetros, las hembras son fácilmente identificables. Además, los huevos tienen una morfología característica que permite el diagnóstico aunque no se observen adultos. De forma general, estas muestras se obtienen por la noche o a primera hora de la mañana, ya que estos periodos comprenden el momento de máxima actividad ovipositora de las hembras.

A diferencia de lo que pueda parecer, obtener muestras de las heces para realizar el diagnóstico de la enterobiasis no está aconsejado, pues los huevos y los adultos no suelen viajar en materia fecal.

Tratamiento

La utilización de fármacos como el mebendazol, pamoato de pirantel o albendazol son los caminos a seguir ante esta infección, pues todos ellos son medicamentos con efectos antiparasitarios.

Estos fármacos se aplican en una sola dosis, que va seguida por otra tras dos semanas. Esta segunda administración es necesaria para evitar que se produzca una reinfección por huevos que no han sido liquidados previamente y se encuentran en la región perianal del paciente teóricamente ya curado. También se recomienda que se administren estos fármacos a todos los miembros de la familia o compañeros sentimentales que convivan con el paciente, pues pueden ser portadores asintomáticos de los parásitos sin saberlo.

Prevención

Como ya habréis podido adivinar, la mejor prevención ante la enterobiasis es la higienización, tanto del medio ambiente como de los elementos de uso humano. Al no diseminarse mediante las heces, las probabilidades de que Enterobius se encuentre en aguas contaminadas es baja. Algunas fuentes que sí pueden ser infectivas son las sábanas, ropa y otras pertenencias de una persona infectada.

Por ello, los centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) indican una serie de pasos a seguir en poblaciones en riesgo. Por ejemplo, se aconseja a todas las personas lavarse exhaustivamente las manos tras utilizar el baño, cambiar pañales y antes de manipular comidas.

A las personas que son conscientes de su estado infectivo se les recomienda una ducha exhaustiva todas las mañanas, pues esto fomenta que los huevos adheridos a la región perianal se despeguen de esta. Todo esto sumado con una correcta desinfección del material de uso diario del paciente (ropa y sábanas, por ejemplo), debería de ser suficiente para evitar una transmisión entre personas.

Conclusiones

Estamos ante una patología de origen parasítico que, a diferencia de muchas otras, es más común en áreas geográficas templadas que en zonas tropicales. Aún así, comparte con otras enfermedades que el riesgo de infección es mayor cuanto menores sean las condiciones de higienización en la población general.

La enterobiasis es en muchos casos asintomática, pero no por ello hay que subestimar su importancia clínica. En niños puede llegar a causar malnutrición y deterioro físico, y de todas formas, a nadie le atrae la idea de presentar gusanos vivos en su colon.

Referencias bibliográficas

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