Trastorno Límite de la Personalidad: causas, síntomas y tratamiento

El Trastorno Límite de la Personalidad conlleva mucho sufrimiento emocional pero hay psicoterapias efectivas.

Trastorno Límite de la Personalidad: causas, síntomas y tratamiento

Hoy hablamos del Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), un trastorno mental marcadamente disfuncional. Se trata de uno de los trastornos de personalidad más severos juntamente con los de personalidad, aunque hay consenso en que la esquizofrenia es aún más severo.

Este tipo de trastorno de la personalidad tiene ciertos rasgos que recuerdan a otros trastornos, como el trastorno bipolar o la depresión. De todos modos su naturaleza es diferente, y es que el Trastorno Límite de la Personalidad tiene sus propias causas, síntomas y tratamiento.

¿Qué es el Trastorno Límite de la Personalidad?

Quienes sufren el Trastorno Límite de la Personalidad no son muy dadas a los matices. Su percepción de las cosas es muy drástica. Comúnmente se diría que para ellos las cosas “o son blancas o son negras”, sin apreciar las escalas de grises.

Dicha manera de percibir el mundo les lleva a tener emociones intensas sobre las cosas, y son capaces de cambiar su opinión muy rápidamente sin considerar términos medios. Esta forma de actuar hace que las otras personas las vean muy irracionales, y no entienden la aparente arbitrariedad de sus puntos de vista.

Estas emociones son muy a menudo negativas porque la persona con Trastorno Límite de la Personalidad tiene tendencia a llevar un estilo de vida que lo propicia. Como veremos más adelante, es frecuente que estas personas adopten conductas de riesgo o autolesivas. La explicación última de estas es que se hacen con el fin de desviar su atención del malestar que sienten.

Causas

Para entender las causas del Trastorno Límite de la Personalidad hay que tener en cuenta la infancia de la persona que lo sufre. Se trata de un trastorno que asocia con frecuencia a traumas infantiles,

El desarrollo de este trastorno se ve fomentado por prácticas educativas emocionalmente perturbadoras. Casos extremos se pueden deber a presenciar violencia doméstica, sufrir abusos sexuales, o ver la los padres con problemas con la justicia o con sustancias estupefacientes.

Ante tales panoramas familiares hay niños que llegan a sentir impotencia y vulnerabilidad, lo que les llevaría a una victimización y a su incapacidad a la hora de crear lazos emocionales sanos.

Por lo tanto, este temor aprendido de que los demás son peligrosos, empezando por los de casa, es la base de una reactividad emocional que sin duda tiene también una predisposición genética.

Síntomas emocionales

Las personas que sufren este trastorno difícilmente forman vínculos de apego positivos. Se caracterizan principalmente por sus problemas a la hora de sentirse seguros en sus relaciones de apego. Su comportamiento puede ser muy imprevisible, llevando a frecuentes e intensos episodios de impulsividad e irritabilidad.

El entorno invalidante que han vivido en la infancia de ve replicado como única forma de saber vivir, lo que acaba conduciendo a emociones negativas. La persona con Trastorno Límite de la Personalidad tiene tendencia a la autodevaluación y a depender emocionalmente de otra persona.

Esta relación íntima de alta intensidad que busca la persona puede ser romántica o no, pero siempre intenta sentirse a través de ella protegida. La necesidad se intensifica por los sentimientos de vacío y el hecho de concebir que todo es peligroso.

De esta manera se desarrolla una dependencia muy fuerte que no es sana, y es que la sensibilidad es extrema a la idea de ser abandonado o traicionado. Cualquier malentendido es muy mal interpretado, y las personas que rodean a quienes sufren el Trastorno Límite de la Personalidad se cansan de ello porque es muy destructivo.

Síntomas conductuales

La desesperación que siente la persona con Trastorno Límite de la Personalidad se transforma en arrebatos de ira contra los demás. Además pueden manifestarse conductas autolesivas, las cuales pueden incluso usarse para manipular a los demás.

En este sentido tampoco no es sorprendente que exista comorbilidad con trastornos alimentarios. Muchas personas con Trastorno Límite de la Personalidad manifiestan este tipos de trastornos que pueden llegar a utilizar incluso inconscientemente como arma de chantaje emocional. Aunque no es la única causa. Los atracones de comida característicos de la bulimia son una forma de intentar disminuir su malestar.

Este tipo de personas caen fácilmente en la tentación de combatir su frustración mediante conductas de carácter impulsivo que buscan satisfacción inmediata. Por esta razón también pueden desarrollar conductas sexuales de riesgo y son propensas a consumir drogas.

Muchas personas sientes que cuando realizan este tipo de actividades pueden desconectar y no sentir dolor alguno a diferencia del resto del tiempo de su vida. Obviamente, después las consecuencias pueden ser malas, llevando a la persona a una espiral de autodestrucción de la que no es fácil salir.

Tratamiento

Para entender el Trastorno Límite de la Personalidad es necesario destacar su vertiente depresiva. La baja autoestima que sufre la persona, sus problemas de apego, y sus sentimientos de desesperanza y culpabilidad hacen de este trastorno un cuadro con un muy alto componente anímico.

En realidad hay especialistas que lo consideran un trastorno estado de ánimo, y es que hay muchos paralelismos con la depresión o el trastorno bipolar. Sin embargo tiene un carácter más severo, y esto ha sido una de las causas de que se haya investigado mucho sobre este trastorno.

El tratamiento más eficaz para tratar el Trastorno Límite de la Personalidad se conoce como Terapia Dialéctica de Conducta. Fue ideado por Linehan, quien después de años de aplicar su terapia como la forma más eficaz de tratar este trastorno reconoció públicamente que ella también lo padeció.

El tratamiento se basa en una idea sencilla pero de muy hondo calado: aceptarse a uno mismo. Si la persona no se acepta a sí misma es imposible ir hacia adelante, pues existe un bloqueo mental que impide a la persona poner distancia respecto a su condición.

Se trata de un principio que puede parecer algo paradójico pero que se ha demostrado efectivo en otros campos de la psicología. En este caso por un lado se focalizan las sesiones psicoterapéuticas en afrontar las disonancias cognitivas y cambiar falsas creencias.

También resulta muy importante trabajar las habilidades intrapersonales, pues así la persona se empodera para tener más control emocional. Finalmente se focaliza también el trabajo en mejorar las habilidades sociales y entender los puntos de vista de las otras personas.

Referencias bibliográficas

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