La desconexión digital y su impacto en la salud psicológica

Aprender a desconectar del mundo digital es algo básico para nuestra salud física y psicológica.

Desconexión digital

El estado de nuestro bienestar psicológico no sale de la nada; depende, en buena parte, de nuestros hábitos, el modo en el que empleamos el tiempo en el día a día.

El hecho de adoptar uno u otro estilo de vida puede no revelar un impacto directo e inmediato en nuestra manera de pensar y de sentir, pero sin darnos cuenta, poco a poco, influye poderosamente en la manera en la que experimentamos lo que nos ocurre.

Es por eso por lo que, para muchas personas que no se encuentran bien emocionalmente o incluso existencialmente, la solución pasa por poner freno a ciertos hábitos que han estado desgastando su salud psicológica. Y una de las maneras de conseguirlo, sobre todo en el caso de la gente joven, es optar por la desconexión digital.

La desconexión digital y su relación con la salud psicológica

Podría parecer banal pensar que dejar de usar por un tiempo ciertos dispositivos digitales aporta beneficios psicológicos. Y es cierto que en un primer vistazo ese "parón" tecnológico se asemeja un poco a la tendencia a la tecnofobia que se da en determinados medios de comunicación y círculos sociales: la idea de que todo lo que tenga pantalla es intrínsecamente malo porque nos aleja de un modelo de vida tradicional y en contacto con la naturaleza que, en realidad, nunca ha existido.

Sin embargo, es perfectamente posible apostar por la desconexión digital basándonos en criterios puramente racionales, alejados de perspectivas maniqueas o moralistas acerca del uso de smartphones, tablets, ordenadores, etc. Estos aparatos electrónicos no son ni buenos ni malos en sí mismos, y su capacidad para facilitarnos la vida depende enteramente del uso que hacemos de ellos.

En determinadas ocasiones, poder acceder a estos productos nos permite entrar en contacto con nuevas ideas y formas de arte, enriquecer nuestras horas de ocio, mantenernos en contacto con los seres queridos e incluso mejorar nuestras perspectivas laborales, y eso será debido a cómo usamos esos dispositivos.

Pero del mismo modo, también podemos entrar en una dinámica dañina en la que nuestra vida social se ve limitada a lo que hacemos en nuestras redes sociales, nuestros referentes de belleza y felicidad son productos de marketing sacados de Instagram, el ocio incluye únicamente vídeos de YouTube o videojuegos, y nuestra manera de entrar en contacto con otras ideas pasa a ser discutir en Twitter.

En estos casos, y en muchos otros que no podría describir aquí por falta de espacio, la desconexión digital cobra todo su sentido. No solo nos permite dejar atrás una vida mental empobrecida a causa de la exposición repetida a las mismas prácticas machaconas y al mismo tipo de interacciones con una pantalla; además, nos da la oportunidad de empezar desde 0 y aprender a relacionarnos de una manera más sana con los dispositivos digitales.

Los beneficios de desconectar

Estos son varios motivos de peso para estar varias semanas alejados de los dispositivos electrónicos durante nuestro tiempo libre (y si es posible, también durante nuestras horas de trabajo).

1. Nos ayuda a refrescar relaciones

El mismo hecho de darse unas vacaciones del uso de las redes sociales nos permite tener una excusa para quedar con personas a las que vemos poco (y normalmente, a través de una pantalla). Desde el primer momento, es un motivo válido para proponer quedar, dado que se puede explicar fácilmente que estamos en una época en la que hemos decidido que nuestra vida social pase a ser casi exclusivamente cara a cara.

Así, incluso podemos volver a ver a personas con las que no hablábamos desde hace más de un año, incluso si somos tímidos y creemos que propuestas de ese tipo son arriesgadas en lo relativo a lo que puedan pensar de nosotros.

2. Facilita tener mejores horarios de sueño

Muchas personas tienen serios problemas para irse a dormir a la hora adecuada por culpa del entretenimiento disponible por la vía digital. Pasar de ojear el móvil desde la cama a leer un poco antes de ir a dormir o incluso meditar es una muy buena manera de ayudarnos a conciliar el sueño cuando toca.

3. Nos invita a explorar el mundo real

Vivamos donde vivamos, es muy probable que relativamente cerca de casa existan entornos muy interesantes que nunca hemos visitado. Es especialmente recomendable adentrarse en espacios donde predomina la naturaleza, ya que nos ayuda a desconectar no solo tecnológicamente, sino también psicológicamente.

Como en los bosques, mares y montañas hay menos referencias a nuestras obligaciones y rutinas diarias, es muy fácil perderse en el aquí y ahora, dejar que nuestra consciencia "flote". Esto es ideal para recargar energías y dejar ir los pensamientos recurrentes acerca de lo que nos suele preocupar.

4. Nos predispone a controlar los horarios

Si te has acostumbrado a usar plataformas digitales o videojuegos, sabrás que a pesar de todas sus virtudes, son verdaderas trampas por lo que respecta a la planificación del tiempo, porque incluyen elementos de diseño pensados para "atraparnos" y que no dejemos nunca de consumirlos.

Por ejemplo, en servicios como Netflix los capítulos se suceden uno detrás de otros automáticamente, Facebook nos muestra constantemente contenido que tiene altas probabilidades de captar nuestra atención, los videojuegos incorporan siempre recompensas por ir progresando en la trama, etc.

Tomás Santa Cecilia

Ponerle freno a todo esto es una manera de hacer borrón y cuenta nueva y organizar mejor nuestro tiempo sin dejar que los ratos de ocio se nos vayan de las manos. Esto es beneficioso porque, si cedemos a las ganas de dejarlo todo para otro momento con tal de mantenernos mirando a la pantalla, este estilo de vida suele tener un impacto psicológico negativo en nosotros, y nos expone a situaciones estresantes.

¿Necesitas una ayuda?

Los psicólogos contamos con formación y experiencia para hacer que sea mucho más fácil adoptar hábitos de vida sanos. De hecho, año tras año son muchos los clientes que acuden a profesionales de la asistencia psicológica en busca de apoyo profesional contra problemas como la adicción a las nuevas tecnologías o la infelicidad ligada al mal uso de las redes sociales.

Por ello, como expertos en el comportamiento humano, somos conscientes de que, a medida que los tiempos cambian, también debe cambiar nuestra definición de una vida psicológica y emocionalmente rica, con la capacidad de resultar estimulante. Y ese es el principio en el que nos basamos para dar apoyo a las personas.

Referencias bibliográficas

  • Gordon, G. (1999). The Internet: A Philosophical Inquiry. Nueva York: Routledge.
  • Mumford, L. (2010). Technics and Civilization. Chicago: University of Chicago Press.
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