En la mayoría de los casos, las personas que piden la ayuda profesional de los psicólogos lo hacen por motivos muy concretos: el estado de ánimo decaído, la falta de motivación para sacar adelante un proyecto, los problemas para regular los impulsos, la falta de habilidades sociales…
Ahora bien... ¿cuáles son los síntomas que indican cuándo acudir al psicólogo en la gran mayoría de los contextos y de los casos? En este artículo veremos los más importantes.
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Síntomas comunes que indican cuándo ir al psicólogo
Esta es una recopilación de síntomas que, como mínimo, deberían hacerte plantearte la posibilidad de ir al psicólogo para tratar de eliminar o amortiguar sus efectos dañinos.
1. Llevar un par de semanas con sueño casi cada mañana
Uno de los síntomas más claros de que existe un problema del sueño es sentir una clara sensación de sueño durante prácticamente durante las primeras tres o cuatro horas tras haberse despertado.
Los efectos de la falta de sueño van más allá de la incomodidad o del simple malestar: desgastan la salud física y mental, aunque con psicoterapia y algunos suplementos (melatonina) este fenómeno desaparece con relativa rapidez.
2. Fantasear con suicidarse de manera habitual
Los pensamientos suicidas, entendidos como el hecho de plantearse o de encontrar un cierto alivio al imaginarse el propio suicidio, son un reflejo de que algo no va bien. Son uno de los principales síntomas de la depresión y de otros trastornos psicológicos relacionados con el estado de ánimo en general, como el Trastorno Límite de la Personalidad o el Trastorno Bipolar.
3. Tener una fuerte ansiedad en el trabajo
La ansiedad y el estrés en el contexto laboral son algo relativamente habitual, dado que allí donde hay responsabilidades y objetivos que alcanzar en un tiempo limitado y con unos recursos finitos, hay motivos para estar activado y alerta. Lamentablemente, también resulta muy habitual que esta ansiedad sea excesiva, que llegue a desbordar a la persona.
Esto es lo que se da, por ejemplo, en el síndrome de burnout o en muchas otras alteraciones vinculadas a la ansiedad que sufren los trabajadores bajo presión, independientemente de si forman parte de empresas o de si son autónomos.
La visita al psicólogo puede ayudar tanto a gestionar esta tensión como a buscar mejores contextos en los que trabajar. No todas las soluciones llegan desde los cambios individuales; muchas veces, hay que modificar el entorno al que nos exponemos.
4. Tener discusiones constantes
Las discusiones en el ámbito de la pareja y de la familia en general son también uno de los motivos de consulta más habituales en los centros de psicoterapia. A través de la terapia de pareja y de la terapia familiar, los psicólogos ayudamos tanto a gestionar mejor las emociones como a comunicarse mejor y a adoptar estrategias relacionales menos dadas a la confrontación innecesaria y a la hostilidad basada en la lucha de egos.
5. Necesitar orientación y motivación en el deporte
La Psicología del Deporte es una de las ramas de la intervención psicológica que suelen ser pasadas por alto, pero no hay que olvidar que buena parte del éxito de los deportistas y del rendimiento que puedan llegar a ofrecer en sus mejores momentos dependen de variables psicológicas, como la capacidad para automotivarse o la gestión del estrés.
Los centros de psicología que contamos con expertos en este campo podemos ayudar a que la trayectoria de muchos deportistas llegue a su máximo potencial, no basándose solo en apostarlo todo a la fuerza y a la resistencia muscular.
6. Presentar desgaste cognitivo
Hay una amplia variedad de alteraciones que desembocan en la pérdida permanente o transitoria de capacidades cognitivas. Por ejemplo, las demencias o el consumo de drogas.
En psicoterapia, se ayuda a rehabilitar a las personas que tienen este clase de necesidades, haciendo que adopten hábitos de comportamiento y de pensamiento que ayuden a frenar o a parar en seco la manifestación de estos síntomas.
7. Autolesionarse
Al igual que la ideación suicida, la tendencia a autolesionarse en una señal inequívoca de que se necesita ayuda psicológica.
Si bien quien lo hace puede llegar a considerarlo una costumbre relativamente normal y acorde a sus sentimientos y estado emocional (que en la gran mayoría de los casos se caracteriza por la tristeza, la ansiedad o la desesperanza) estas acciones son el inicio de una pendiente resbaladiza que alimenta más y más el progreso de un trastorno severo que puede terminar en el suicidio o en lesiones demasiado graves como para que no dejen secuelas.
8. Las dificultades en el aprendizaje
Este es un síntoma que se suele notar sobre todo en niños, niñas y adolescentes. No en todos los casos tiene por qué deberse a un trastorno, pero en cualquier caso la ayuda psicoterapéutica será útil para evaluar lo que ocurre y hacer todo lo posible para que los más jóvenes le saquen el máximo partido a esta etapa educativa.
Lo contrario podría suponer caer en el fracaso escolar, lo cual tiene consecuencias que pueden dar problemas durante toda la vida.
Así, los psicólogos contribuimos a ayudar tanto a los jóvenes que presentan alteraciones como la discalculia, la dislexia o el TDAH, como a aquellos que simplemente no pueden dedicarle esfuerzos a estudiar porque son víctimas de bullying o experimentan los coletazos de una vivencia traumática.
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