6 consejos para saber educar las emociones

Ser capaces de manejar nuestras emociones y aprender a convivir con ellas es básico para nuestro bienestar psicológico. Veamos cómo conseguirlo.

Consejos educar emociones

Las emociones son una reacción intensa y automática que sentimos frente a un estímulo externo o ante una percepción interna en nuestro cerebro. Pueden ser positivas (como la alegría y el orgullo) o negativas (como el miedo, la tristeza, la rabia o la angustia). Sin embargo, en la mayoría de los casos todas ellas son útiles, independientemente de si nos hacen sentir bien o mal.

Ahora bien, hay momentos en los que experimentamos alteraciones emocionales, situaciones en las que nuestro estado de ánimo se desequilibra y pasa a ser un problema en sí mismo. Por eso es muy importante aprender a educar las emociones.

¿Cómo puedo educar mis emociones?

La inteligencia emocional, o la capacidad para entender las emociones y gestionarlas correctamente, es una cualidad muy necesaria tanto en nuestra vida personal como en el ámbito profesional.

Por suerte, esta puede ser potenciada de manera eficaz contando con la ayuda de un psicólogo. Pero más allá de la asistencia profesional, también hay pautas y consejos que suelen resultar útiles como manera de generar hábitos que nos ayuden a modular nuestras emociones. Estas son varias de las ideas clave que pueden ayudar en este sentido.

1. Entrenar la capacidad de reconocer la emoción

El primer paso para aprender a gestionar las emociones es reconocer y analizar la emoción que estamos sintiendo, percibir las sensaciones físicas que nos hace sentir y también los pensamientos que genera en nosotros. Esta es una tarea basada en la introspección a la que podemos dedicar aunque sea unos pocos minutos en los momentos de la semana en los que nos notemos más desbordados emocionalmente; tomar pequeñas notas sobre esto suele ayudar, por lo que lo ideal es que lleves una pequeña libreta o bloc de notas contigo.

En estas sesiones de “auto-entrenamiento” debemos preguntarnos qué estamos sintiendo exactamente con el fin de detectar las diferencias y los matices entre los estados emocionales que vamos experimentando, y que seamos capaces de ponerle su nombre correspondiente a cada uno.

Además de eso, es necesario tomarnos un tiempo para analizar el por qué de la emoción y cuál es su causa concreta, su motivo de ser. Para ello lo más útil es fijarnos en los recuerdos o los estímulos externos que nos estaban afectando más en el momento de aparición de la emoción. De esta forma, a partir de ese momento ya sabremos de qué emoción se trata y cuál es su origen, siempre que sintamos y experimentemos las mismas sensaciones.

Reconocer emoción

2. Aceptar y expresar la emoción

La aceptación de una emoción, incluso si nos duele, es otro de los pasos clave para aprender a educar y gestionar las propias emociones. La idea de fondo es que intentar suprimirlas o eliminarlas totalmente no solo es imposible a corto plazo, sino que además hace que cueste más dejar de concederles mucha importancia.

De igual manera es muy recomendable expresar dicha emoción en la medida de lo posible, ya sea a los círculos más cercanos de familiares y amigos o bien escribiendo un diario o autorregistro sobre lo que sentimos cada día y de qué manera nos afecta.

3. Practicar técnicas de relajación

Existen muchas técnicas que podemos practicar a diario ya sea para aprender a gestionar las emociones llevando a nuestro sistema nervioso a un estado de menor activación; algunas de ellas pueden ser las técnicas de respiración, la meditación, la relajación muscular progresiva de Jacobson o el Mindfulness.

Al dejar de estar en un estado “de alerta”, es más sencillo adoptar una mentalidad más constructiva ante nuestras propias emociones en vez de frustrarnos por no poder eliminarlas inmediatamente. Por ello, son técnicas que ayudan a equilibrar nuestro estado de ánimo y a evitar que los pensamientos intrusivos sigan perturbándonos constantemente.

4. Encontrar fuentes de gratificación y estimulación alternativas

Otro de los consejos más útiles para educar nuestras emociones tiene que ver con involucrarnos en actividades que nos planteen metas a corto y a medio plazo. De este modo, siempre dispondremos de objetivos que “tirarán de nosotros” y nos llevarán a orientar nuestras acciones y nuestros pensamientos hacia conductas concretas, lo cual permite canalizar emociones de un modo productivo.

Sobre todo, es importante subdividir las metas en otras más pequeñas que nos den la posibilidad de cumplir objetivos en cuestión de minutos o pocas horas, dado que de ese modo la tarea tendrá una mayor eficacia como fuente de motivación.

Estimulación

5. No bloquear los sentimientos que no nos gustan

Intentar bloquear o reprimir una emoción dolorosa es lo peor que se puede hacer. Este mecanismo a la larga puede generar problemas psicológicos de todo tipo porque facilita la aparición de la rumiación psicológica; dicho de otra forma, nos predispone a no parar de darle vueltas a lo que nos preocupa o nos hace sentir mal.

6. Aprender de otras personas

Al igual que muchas otras cosas en la vida, la inteligencia emocional también puede ser potenciada mediante el aprendizaje vicario, es decir, observando a los demás. Preguntar abiertamente a amigos y familiares cuáles son sus mecanismos para gestionar las propias emociones puede ser útil, pero aún lo es más fijarse en lo que hacen y en cómo lo que hacen les hace sentir.

¿Buscas servicios de asistencia psicológica?

Si estás buscando la ayuda profesional de un psicólogo para aprender a gestionar tus emociones, ponte en contacto conmigo. Soy psicólogo especialista en el modelo cognitivo-conductual, y atiendo tanto en mi consulta situada en Madrid como de manera online por videollamada.

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