Las 8 diferencias entre depresión y estar triste (explicadas)

La tristeza es una emoción que puede provocarnos mucho malestar psicológico. Pero lo que no debemos hacer es confundir estar triste con sufrir una enfermedad mental como la depresión.

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La depresión es un trastorno muy incapacitante que debemos aprender a diferenciar y no confundir con estar tristes. Esta confusión sólo resta importancia a la gravedad del trastorno depresivo. Es normal que la gente utilice indistintamente los dos términos para referirse a lo mismo. Podemos oír o decir, y me incluye en este grupo, expresiones como “estoy depre” cuando realmente lo que estamos es tristes.

Vemos importante saber diferenciar los dos términos e intentar utilizarlos adecuadamente, ya que pese a tener similitudes para nada se refieren a lo mismo. Así pues, la depresión es un trastorno clínico que, como tal, afecta a la funcionalidad y genera en gran malestar en la persona que la sufre, le es incapacitante para su día a día y requiere de tratamiento tanto psicológico como psiquiátrico para su recuperación.

En cambio, la tristeza es una emoción básica, que aunque se vincula a un estado negativo, esta no es disfuncional, pudiendo llegar a ser útil y diferenciándose también en la dura, siendo más breve la tristeza. En este artículo te planteamos las principales diferencias que hay entre los dos términos, para que sepas cuándo es propio utilizar cada uno.

Estar triste no es sufrir depresión: ¿cómo diferenciar la depresión de la tristeza?

Es habitual que la sociedad utilice indistintamente el término depresión y tristeza, pero aunque tienen similitudes, estos no son sinónimos y se refieren a cosas o estados distintos. Debemos conocer bien cuál es la diferencia para poder utilizar y referirnos a cada uno según sea lo correcto.

La tristeza es una emoción básica que todo el mundo experimentamos alguna vez ante una situación que nos produce dolor. Se considera que la tristeza es una emoción negativa ya que nos crea malestar, pero este hecho no quiere decir que no sea buena, puesto que la reacción normal ante este tipo de situaciones es sentirse triste, ayudándonos así a desahogarnos y ser la manera correcta de poder superarlas adecuadamente.

En cambio, cuando hablamos de depresión el sujeto, se encuentra en un estado más adverso, ya que a parte de la tristeza, que es un criterio de la depresión, es necesario que presente otros síntomas y que estos afecten y repercutan en su funcionamiento. En este caso ya estamos hablando de un trastorno, es decir, ya no es un estado por el que pasa todo el mundo y por tanto ya lo consideramos algo patológico. Teniendo en cuenta esta primera definición de términos veamos pues cuáles son las diferencias principales entre depresión y tristeza.

1. La naturaleza de los términos

Como ya hemos comentado, la tristeza es una emoción básica que todos experimentamos alguna vez y que, como tal, tiende a ser menos intensa y de menor gravedad, alterando menos la vida del individuo. Contrariamente la depresión está recogida dentro de los Manuales Diagnósticos Clínicos como un trastorno mental, lo que supondrá mayor afectación, perjudicando el funcionamiento normal del individuo, lo incapacita más y le genera mayor malestar.

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2. Periodo de duración

Para poder hacer un diagnóstico de depresión, y poder decir que el sujeto ha tenido un episodio depresivo, es necesario que como mínimo los síntomas duren 2 semanas, es decir que se cumplan criterios durante este periodo de tiempo. En cambio no hay un tiempo marcado para la tristeza, esta es una emoción normal, pudiendo durar más o menos tiempo según los acontecimientos y las características de la persona, pero por normal general el periodo es inferior al de la depresión, inferior a dos semanas.

3. Síntomas que acompañan

Un sintoma caracteristico de la depresión es la tristeza, en este caso patológica, pero este no es el único criterio que debemos cumplir, tienen que estar presentes como mínimo 4 más, como ya hemos dicho durante dos semana y casi cada día, estos otros posibles síntomas que puede mostrarse son: anhedonia, que consiste en una disminución de la capacidad o el interés de sentir placer; aumento o pérdida de peso (5% en 1 mes) o del apetito; insomnio o hipersomnia; agitación o enlentecimiento psicomotor; fatiga o pérdida de energía; sentimientos e inutilidad o de culpa; dificultad para concentrarse y pensamiento repetitivos de muerte o suicido. Mientras que referente a la tristeza, no aparecerán otros síntomas asociados, el individuo solo se siente triste y no se ven afectados otros ámbitos de su vida.

4. Cómo se manifiesta en niños y adolescentes

Otro punto a tener en cuenta es que puede que en niños y adolescentes estar triste o tener depresión no se manifieste igual, ya que puede que ellos en vez de mostrarse tristes estén irritados, con mal humor y cualquier cosa les siente mal o moleste. De este modo, no expresaran la tristeza como tal sinó mediante otro estado distinto.

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5. Cómo proceder

Teniendo en cuenta la información dada hasta ahora, es obvio deducir que la tristeza no necesitará tratamiento psicológico, como hemos dicho es un emoción que aparece ante una acontecimiento que nos causa dolor y tal como viene suele irse, el problema es si esta evoluciona, la situación se complica y termina desarrollándose un trastorno, en este caso depresión. Pese a no ser un estado aversivo podemos intentar distraernos, hacer planes que nos gusten y relacionarnos con nuestras amistades para que la tristeza desaparezca antes.

En cambio, la depresión, al considerarse un trastorno, sí que requerirá de tratamiento. La depresión es una de las patologías más típicas en la población general, por este motivo se han realizado múltiples investigaciones para comprobar cuáles son los tratamientos más eficaces. Como en casi todos los trastornos una opción, utilizada sobre todo en pacientes graves, es el tratamiento farmacológico principalmente los inhibidores de la recaptación de serotonina que son los que actualmente se utilizan más.

En referencia al tratamiento psicológico también se han probado distintos, aunque los que se consideran bien establecido son: la terapia de conducta que se basa principalmente en aumentar su actividad, sobretodo centrándose en actividades agradables y placenteras; terapia cognitiva, centrada en la reestructuración cognitiva y el cambio de creencias negativas o depresivas y la terapia interpersonal, diseñada para intervenir ante el duelo o pérdida, las disputas interpersonales, la transición de rol y los déficits interpersonales.

Apuntar que es habitual que la terapia cognitiva y la conductual se utilicen de manera conjunta conocida esta combinación como terapia cognitivo conductual. Del mismo modo también es posible tratar conjuntamente con fármacos y terapia psicológica, es más, si toma fármacos la opción más recomendable es que también reciba tratamiento psicológico ya que sinó no superará y ni mejorará el problema.

6. La tristeza puede ser funcional; la depresión, no

La tristeza es una emoción negativa, pero como hemos dicho antes puede ser funcional ya que es un modo de expresión de nuestros sentimientos, de externalizar que algo nos ha hecho daño y nos ha dolido, siendo este el modo más adecuado ya que expresarlo es la única manera de superarlo. Si ante algo que nos afecta actuamos como si nada hubiera pasado, con mucha probabilidad no logremos pasar página, aumentará su intensidad y terminará repercutiéndonos más.

Pero en el caso de la depresión sí que hablaremos siempre de una afectación disfuncional y no útil, como ya hemos dicho se considera un trastorno y como tal hace que el sujeto que lo sufre vea alterada su vida cotidiana y no pueda realizar actividades que antes sí hacía.

7. Afectación biológica en la depresión

En la depresión observamos alteración en la cuantía de neurotransmisores, vemos un nivel más bajo de serotonina, neurotransmisor relacionado por excelencia con el estado de ánimo, así como una disminución de la noradrenalina y un aumento de la acetilcolina.

Del mismo modo, utilizando técnicas de neuroimagen que nos permiten registrar y conocer la actividad mental, vemos que esta actividad es más baja en los sujetos depresivos respecto los que no muestran trastorno. Por el contrario, en el estado de tristeza, emoción, los sujetos no muestran disregulación de los neurotransmisores ni una disminución de la actividad cerebral.

8. La depresión es más incapacitante

Recopilando toda la información dada en los puntos anteriores es fácil deducir que la depresión es más incapacitante que la tristeza. La depresión altera el curso de tu vida, hace que no puedas hacer o no hagas correctamente actividades que antes hacías, como trabajar, cuidar de tus hijos, socializar o simplemente levantarte de la cama o salir de casa.

En cambio, la tristeza, pese a ser una emoción que nos genera un estado negativo, no nos perjudica gravemente en nuestro día a día, nos permite seguir con normalidad en nuestra vida y no se ve afectada nuestra capacidad de hacer cosas.

Otro factor característico de la depresión que la hace incapacitante es la abulia que se define como la pérdida de voluntad, motivación o iniciativa para hacer cosas, esta característica la veremos reflejada en las pocas ganas que tendrá el sujeto de hacer algo, de salir de casa, no solo referente a actividades que no le gusten, como puede ser ir a trabajar, sino también actividades que antes le gustaba hacer, ahora ya no las quiere realizar.

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