Entrenamiento cognitivo en la tercera edad: sus 5 beneficios

Durante la vejez, este entrenamiento puede prevenir el deterioro cognitivo.

Entrenamiento cognitivo en la tercera edad

El entrenamiento cognitivo es una de las áreas más importantes de la intervención psicológica. Sus efectos beneficiosos se hacen notar independientemente de si hay un trastorno diagnosticado, especialmente en pacientes que ha se han adentrado en la etapa de la vejez.

Y es que a partir de la edad de la jubilación e incluso un poco antes, nuestra capacidad para pensar ágilmente en términos abstractos, tomar decisiones y recordar información experimenta un desgaste de manera natural, sin necesidad de que hayamos desarrollado una enfermedad. Ahora bien, que algo sea natural no quiere decir que no podamos hacer nada al respecto.

En este artículo veremos qué es el entrenamiento cognitivo para la tercera edad, y de qué manera este procedimiento terapéutico conducido por psicólogos puede ayudar a las personas mayores con habilidades cognitivas en declive.

¿Qué es el entrenamiento cognitivo?

Actualmente, los profesionales de la psicología cuentan con un amplio repertorio de tipos de intervención psicológica que se adaptan a diferentes perfiles y necesidades: la idea de que el psicólogo tan solo hace algo llamado “terapia psicológica” es básicamente un mito.

Cerebro

Por eso, por ejemplo, una de mis líneas de trabajo es el entrenamiento cognitivo en la tercera edad, cuyos componentes y objetivos son muy diferentes a lo que debe hacerse al tratar a personas con ansiedad, a equipos de trabajo con problemas de comunicación, a pacientes con mala regulación de las emociones, etc.

Ahora bien… ¿qué es el entrenamiento cognitivo y cómo se aplica a las personas de edad avanzada?

El entrenamiento cognitivo, como su nombre indica, es un tipo de intervención psicológica (dirigida por un profesional) en la que se intenta potenciar un grupo de habilidades mentales ligadas a la cognición. Dependiendo de las características de cada paciente, la meta será más bien llevar al máximo rendimiento habilidades como la memoria, la expresión por medio del lenguaje, la estructura, la capacidad de concentración o la memorización y el recuerdo, o frenar el deterioro de estas aptitudes psicológicas.

Esto último es, típicamente, el objetivo del entrenamiento cognitivo para la tercera edad, dado que en esta fase vital la eficiencia y agilidad de estos procesos psicológicos se va desgastando gradualmente.

Así, los psicólogos usamos este conjunto de prácticas para amortiguar los efectos de este deterioro e incluso, en muchos casos, lograr mejoras significativas en la manera de pensar, comunicarse, recordar y concentrarse que tiene la persona; efectos que duran varios meses más o años más, dependiendo de cuál sea el ritmo del envejecimiento del sistema nervioso de la persona.

Beneficios del entrenamiento cognitivo en personas de la tercera edad

Estas son las áreas en las que los efectos del entrenamiento cognitivo en la vejez hace notar sus efectos beneficiosos.

1. Mejora de la capacidad para recordar

En las sesiones con personas mayores, doy pautas para recordar aspectos importantes del día a día dependiendo lo menos posibles de que los demás deban intervenir para ayudarles a recordar, y les propongo ejercicios para ponerlo en práctica.

Por ejemplo, el uso de referencias en el contexto doméstico, la improvisación de trucos para “dejarse recordatorios” sutiles que queden a la vista de una manera rápida y sencilla, etc. El entorno puede ser una memoria extendida, un lugar en el que almacenar información de formas muy diversas.

Por otro lado en este tipo de entrenamiento cognitivo también se realizan ejercicios de memorización sin ayudas externas, para estimular las partes del cerebro que intervienen en el almacenaje y recuperación de información, a veces usando trucos mnemotécnicos sencillos.

2. Mejora de la capacidad de concentración

La capacidad para concentrarse en una tarea o un estímulo es otra de las áreas que suelen verse dañadas en la vejez.

Para frenar este declive, se ofrecen tareas y consejos para resolverlas sin dar por supuesto que la imposibilidad de concentrarse va a ser un obstáculo imposible de sortear. Muchas veces, la ansiedad y las bajas expectativas hacen que se tire la toalla antes de tiempo, incluso involuntariamente, y eso agrava la pérdida de esta capacidad cognitiva por falta de uso.

3. Adquisición de fluidez en la comunicación

Saber comunicarse es crucial una vez se ha llegado a la tercera edad; no practicar estas competencias puede llevar a un aislamiento cuyos efectos negativos son aún más graves en la vejez.

Por eso, los psicólogos entrenamos a los pacientes de la tercera edad para que se acostumbren a comunicarse de la manera más fluida posible, de manera hablada y escrita (dentro de sus posibilidades y teniendo en cuenta si presentan trastornos neurológicos que afecten a estas áreas de la cognición).

4. Capacidad para orientarse mejor

Otro de los beneficios impulsados desde el entrenamiento cognitivo para personas mayores tiene que ver con la capacidad de orientarse. Para ello, se realizan ejercicios vinculados a la facultad de mantener en mente una representación lo más detallada posible del sitio donde se está y de sus alrededores.

5. Mejora de la capacidad de razonamiento

Este aspecto del entrenamiento consiste en tener en cuenta una serie de reglas lógicas y de principios de consistencia de las ideas y las argumentaciones.

De este modo se fomenta el encaje con los demás, se disminuye el riesgo de manipulación por parte de otros, y se propicia que la gente mayor mantenga un espíritu crítico y una rica vida mental hasta edades avanzadas.

Metodología

¿Cómo se consigue todo lo anterior? No vamos a entrar en muchos detalles ahora, dado que cada área de intervención es muy completa e incluye estrategias y métodos diferentes, pero en general la intervención sigue estos pasos.

1. Fase de evaluación

En un primer momento, se evalúan las capacidades cognitivas de la persona mayor que ha llegado a la consulta. Por ejemplo, cuando un paciente con estas necesidades llega al centro en el que atiendo, CECOPS, aplico un test para recoger información sobre sus capacidades de una manera sistemática y clara.

De esta manera se sabe cuál es el punto de partida, y será posible valorar sus progresos.

2. Intervención

En esta segunda fase se pasa a la acción, yendo más allá de la recogida de datos. Los psicólogos utilizamos una serie de ejercicios y estrategias para que el paciente sepa en todo momento qué hacer, entienda el porqué de esas prácticas, y pueda ir mejorando paulatinamente.

Además, los profesionales también informamos de lo que ocurre y de los objetivos a lograr, tanto al paciente como, en muchos casos y si es necesario, a su familia (al menos sobre los aspectos no confidenciales).

3. Prácticas fuera de consulta

El entrenamiento cognitivo no solo se realiza en el centro. Cuando mis pacientes no están en CECOPS asistiendo a una de las sesiones conmigo, también siguen mejorando y perfeccionando sus habilidades cognitivas, gracias a las pautas y a los consejos que les doy para que sigan practicando en su día a día.

Este proceso se produce de manera paralela con la anterior fase.

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