Los 4 tipos de ansiolíticos (usos, efectos e indicaciones)

Este tipo de fármaco se recetan para combatir los episodios de ansiedad.

Tipos de ansiolíticos

Cuando una persona tiene ansiedad y recurre a un tratamiento farmacológico, es probable que le receten un ansiolítico.

Los ansiolíticos son fármacos que se llevan utilizando desde hace muchísimos años para reducir los niveles de ansiedad e inducir un estado de relajación en la persona.

En este artículo conoceremos los cuatro grandes tipos de ansiolíticos que existen, según sus propiedades e indicaciones. Conoceremos para qué está indicado cada grupo, cuál es su mecanismo de acción, características, efectos secundarios y diferencias entre unos y otros.

Tipos de ansiolíticos

Los ansiolíticos son fármacos que se utilizan para reducir los niveles de ansiedad. Así, están especialmente indicados para los trastornos de ansiedad, aunque también presentan otras indicaciones.

Es decir, que se utilizan para los trastornos de ansiedad, pero también para cuadros diferentes que se acompañen de un componente ansioso (por ejemplo un trastorno depresivo con síntomas ansiosos, un trastorno adaptativo...).

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Existen diferentes tipos de ansiolíticos, según sus propiedades, mecanismo de acción, indicaciones, efectos secundarios… Vamos a ver las características de los cuatro grandes grupos y las diferencias que encontramos entre unos y otros.

1. Barbitúricos

Los primeros fármacos ansiolíticos que se comercializaron fueron los barbitúricos; estos fármacos derivan del ácido barbitúrico, y producen somnolencia y sedación, ya que deprimen el Sistema Nervioso Central (SNC).

Fueron los primeros utilizados para tratar los síntomas ansiosos y causar la relajación. Sin embargo, posteriormente fueron desbancados por las benzodiacepinas, ya que los barbitúricos eran poco seguros (producían sobredosis fácilmente). De hecho, los barbitúricos llegaron a utilizarse en Estados Unidos para la ejecución de condenados a muerte (como parte de la inyección letal).

Actualmente, los barbitúricos no se utilizan para los casos de ansiedad, y en cambio se emplean como antiepilépticos (por ejemplo el fenobarbital y la primidona). En países poco desarrollados, además, el fenobarbital es el único fármaco antiepiléptico del que disponen. Este en concreto, es, el barbitúrico más prescrito en todo el mundo.

2. Benzodiacepinas

Siguiendo con los tipos de ansiolíticos, encontramos los ansiolíticos posteriores a los barbitúricos: las benzodiacepinas. Su mecanismo de acción es el siguiente: se trata de agonistas indirectos del receptor GABA A que actúan en el córtex y el sistema límbico.

Es decir, lo que hacen las benzodiacepinas es aumentar la concentración de GABA en el cerebro; el GABA es el neurotransmisor depresor por excelencia. Es por ello que un aumento en su concentración conlleva efectos relajantes. Las benzodiacepinas también se utilizan como relajantes musculares, no solo como ansiolíticos.

Uso

Aunque las benzodiacepinas fueron los ansiolíticos “estrella” durante muchos años, y se emplearon en muchísimos casos, en la actualidad no son fármacos de elección para ningún trastorno de ansiedad. Se siguen utilizando, sí, pero muchas veces de forma inapropiada, ya que se observó cómo eran fármacos altamente adictivos, que creaban dependencia en los pacientes.

Es paradójico como aún sabiéndose todo esto, las benzodiacepinas sean actualmente los fármacos psicotrópicos más prescritos como fármacos ansiolíticos.

Es por todo lo mencionado, por lo que deben usarse con mucha precaución y siempre bajo prescripción médica; lo ideal es que se utilicen durante un tiempo determinado, pero que no se alarguen muchos meses. Esto a la hora de la verdad no es real, ya que hay muchas personas que llevan años tomándolas.

Indicaciones

Una vez dicho esto, vamos a conocer las indicaciones de las benzodiacepinas: se preescriben para trastornos de ansiedad, tales como el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), Trastorno de Pánico (TP), Fobia Social (FS) y trastornos adaptativos.

Por otro lado, por sus propiedades farmacológicas, son tipos de ansiolíticos indicados también para la depresión (especialmente el alprazolam) y el insomnio (triazolam y tepazepam). Finalmente, se utilizan también para el Trastorno Bipolar (TB) (clonacepam) y la abstinencia alcohólica.

Clasificación

Estos tipos de ansiolíticos, a su vez, se clasifican en subtipos según su vida media. La vida media (o acción) de un fármaco significa lo que tarda el mismo en metabolizarse a la mitad, es decir, es un parámetro que contempla el tiempo de actuación del fármaco.

Así, cuanto más corta sea la vida media, más rápido actúa el fármaco en el organismo. En otras palabras, las benzodiacepinas de acción corta producen su efecto de forma más inmediata que las de acción media o larga, que lo producen en un período temporal más amplio. Esto quiere decir que el efecto de las benzodiacepinas de acción larga dura más que el de los otros tipos.

De esta manera, encontramos benzodiacepinas de tres tipos: de vida media corta (o acción corta), de vida media media o intermedia (o acción media) y de vida media larga (o acción larga). Vamos a ver ejemplos y características de cada uno:

1. Acción corta

Ejemplos de benzodiacepinas de vida corta encontramos: triazolam, midazolam, bentazepam, brotizolam.... Como características, sabemos que las benzodiacepinas de vida corta son las que crean más dependencia (en comparación a las de vida media y/o larga). Además, son las que tienen más efectos secundarios.

2. Acción media

Benzodiacepinas de vida media encontramos: alprazolam, lorazepam, bromazepam, oxacepam… Este segundo tipo tiene un número de efectos secundarios “intermedio” entre las de acción corta y las de acción larga.

3. Acción larga

Finalmente, las benzodiacepinas de acción larga son, por ejemplo: clonazepam, diazepam, flurazepam, medazepam… Éstas tienen menor riesgo de dependencia; por otro lado, presentan un riesgo de sedación diurna (ya que sus efectos duran más; son las más “potentes”).

Efectos secundarios

En cuanto a efectos secundarios de estos tipos de ansiolíticos, las benzodiacepinas pueden producir: riesgo de adicción, síndrome de abstinencia (ansiedad, insomnio de rebote…), afectación de la memoria (dificultades de evocación, amnesia anterógrada…), así como dificultades atencionales y en el rendimiento (enlentecimiento).

Como reacciones adversas encontramos una reacción paradójica en los ancianos.

3. Ansiolíticos serotoninérgicos

Los ansiolíticos serotoninérgicos, otros tipos de ansiolíticos, consisten en agonistas parciales de un receptor de la serotonina (el 5-HT1A). Esto quiere decir que aumentan la concentración de serotonina en el cerebro, un neurotransmisor relacionado con el estado de ánimo. A diferencia de las benzodiacepinas, los ansiolíticos serotoninérgicos no interaccionan con el GABA.

Como ejemplo típico de este grupo encontramos la buspirona (nombres comerciales: Ansial o Buspar). La buspirona es el tratamiento farmacológico de elección para el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG). Para el TAG, además, también es considerada de elección la venlafaxina (un antidepresivo de 4ª generación).

Como ventajas de este tipo de ansiolíticos, tenemos que no crean adicción y que no interaccionan con el alcohol, como sí hacen otros tipos de ansiolíticos. Como desventajas, encontramos un retardo en su efecto.

Indicaciones

Están indicados para el TAG y para tratar la ansiedad en el abuso de sustancias y el alcoholismo (al no interactuar con el alcohol).

4. Hipnóticos de acción breve no benzodiacepínicos

Como cuarto grupo de tipos de ansiolíticos, encontramos este tipo de hipnóticos, indicados para tratar el insomnio. Son fáciles de memorizar porque todos empiezan por “Z”: zaleplón, zolpidem y zoplicona. Se trata de agonistas del GABA, que actúan sólo en regiones donde inducen el sueño.

Al igual que las benzodiacepinas, estos tipos de ansiolíticos se pueden clasificar según su vida media: así, el zaleplón y el zolpidem son de vida media corta, y la zoplicona de vida media larga. La ventaja de este grupo de ansiolíticos es que presentan menos efectos secundarios que las benzodiacepinas.

Consideraciones finales

Aunque los ansiolíticos sean los fármacos “por excelencia” para tratar los diferentes trastornos de ansiedad, los antidepresivos son otro grupo de fármacos que también presentan propiedades ansiolíticas, y que por lo tanto también están indicados para tratar este tipo de cuadros.

Todo dependerá del diagnóstico de cada paciente, de sus necesidades y características personales. Sin embargo, debemos recordar que un tratamiento psicofarmacológico siempre deberá acompañarse de un tratamiento psicológico.

Referencias bibliográficas

  • López, J.M. (2019). Historia de los barbitúricos. Revisiones farmacéuticas, Info-farmacia.com.

  • Stahl, S.M. (2002). Psicofarmacología esencial. Bases neurocientíficas y aplicaciones clínicas. Barcelona: Ariel.

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