La Psicología del Amor: ¿por qué nos enamoramos?

Todas las personas se enamoran, al menos, una vez en su vida. Las mariposas en el estómago, los nervios, no poder dejar de pensar en alguien… es algo que todos hemos experimentado. El enamoramiento es un estado emocional que se caracteriza por la alegría, haciendo que una persona se sienta poderosamente atraída por otra. Es un fenómeno muy relacionado con la intimidad, pues estar enamorado implica sentir que se puede compartir todo con esa persona a la que queremos.

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Amor, psicología y hormonas: la receta mágica

El enamoramiento se manifiesta en todos los planos de la persona. Este estado emocional implica componentes más sexuales e instintivos, pero también otros racionales e intelectuales. Por ello, el amor romántico por otra persona se puede expresar no solo con palabras, sino también con gestos como caricias y besos.

No es sorprendente que las personas nos enamoremos, pues una de las necesidades humanas más básicas es la de relacionarnos con otras personas. Aunque podemos encontrar una gran compañía en nuestros amigos, también necesitamos afecto e intimidad profundos, algo que solo se puede encontrar en una pareja. A pesar de que el amor es algo intrínseco a la naturaleza del ser humano, aún no se conoce del todo por qué nos enamoramos y, además, por qué nos enamoramos de una persona y no de otras. Este asunto sigue siendo a día de hoy todo un reto para la psicología.

Lo que está claro es que el enamoramiento es un proceso en el que entran en juego mecanismos biológicos, pero también psicológicos y culturales, de ahí su complejidad. En este artículo vamos a hablar acerca de la psicología del amor y vamos a intentar comprender por qué nos enamoramos.

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¿Qué es el amor y cuáles son sus elementos?

En primer lugar, cabe plantearnos esta cuestión… ¿Qué es el amor? En principio, parece un concepto sencillo de definir y está presente en todas partes (libros, música, películas…) pero lo cierto es que es complejo elaborar una definición universal de amor. Esto se debe a que enamorarse es una experiencia muy subjetiva, por lo que no todos concebimos de igual forma este sentimiento. No obstante, sí que existen algunas características comunes a cualquier definición. Para cualquier persona amar implica cuidar, compartir, confiar, etc.

Resulta paradójico no poder definir con claridad este sentimiento, pues es un fenómeno universal que no entiende de épocas, sociedades o niveles socioeconómicos. En todas las personas se vive de la misma forma, con esa euforia y satisfacción que nos hacen sentir una felicidad desbordante. Robert Sternberg decidió investigar para conocer cuáles eran, exactamente, los elementos imprescindibles en el amor. Concluyó que eran tres: la intimidad, la pasión o deseo y el compromiso.

1. Intimidad

La intimidad implica sentir una confianza y comprensión mutuas, que permiten sentirse apoyado y compartir pensamientos, experiencias, sentimientos, etc. Cuando dos personas alcanzan un cierto grado de intimidad, se forja un vínculo en el que existe conexión y complicidad. En ese punto de la relación entre dos personas, existe una felicidad plena, un deseo de hacer feliz al otro, de compartir espacios conjuntos, ayudarse, etc.

La pareja actúa como un equipo en el que ambos se coordinan a la perfección. La intimidad no sólo es importante en los momentos positivos de la pareja, sino también en los negativos. Cuando la otra persona muestra su apoyo y comprensión incondicionales, nos sentimos arropados y queridos.

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2. Pasión o deseo

Este es otro elemento crucial cuando hablamos de amor. Sentir deseo hacia la otra persona implica sentirnos atraídos por ella, sentir interés, buscar el placer y la satisfacción junto a ella y experimentar deseo sexual. Cuando sentimos pasión, la otra persona se nos presenta como aquella con la que más a gusto nos sentimos, con una especie de sentimiento de pertenencia, de estar “en casa”. Aunque podamos sentirnos bien con otras personas, cuando nos enamoramos sentimos algo especial con esa persona, desarrollamos un apego que marca la diferencia con otro tipo de relaciones.

El deseo también favorece que mantengamos contacto físico con esa persona mediante besos, caricias y abrazos. Además, también fomenta el contacto emocional, pues tendemos a expresar nuestros sentimientos de forma mucho más abierta que con otras personas. El deseo es una de las claves del amor romántico porque nos hace sentir especiales y únicos. En las relaciones románticas lo que hacemos y sentimos es exclusivo, ya que no se asemeja a nada que vivamos en el resto de las relaciones (amigos, familia…).

Al contrario de lo que popularmente se cree, en una pareja enamorada el deseo nunca debe desaparecer. Aunque los nervios y euforia de los primeros momentos se calme con el tiempo, el deseo debe seguir existiendo con intensidad, debe seguir habiendo esa química que conecta a ambos miembros de la relación romántica. Cuando el deseo disminuye, entonces nos encontramos ante una relación dañada.

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3. Compromiso

El compromiso se define como la disposición y responsabilidad para hacerse cargo de una relación hasta el final. Este elemento es el que goza de la peor fama, ya que muchas personas no se sienten cómodas al hablar de compromiso. Sin embargo, esta disposición es la que permite que exista estabilidad en una relación romántica.

Cuando dos personas se comprometen con su relación esto implica que existe una responsabilidad afectiva y un deseo de trazar un plan de vida compartido. Existen parejas en las que hay una fuerte intimidad y deseo, pero flaquean en el compromiso. Esto se traduce en que la relación está plagada de dudas e incertidumbres, provocando malestar en al menos uno de los miembros de la pareja.

El compromiso nunca debe ser percibido como una obligación impuesta, pues entonces pierde su sentido. Un compromiso real es aquel en el que los dos quieren compartir su vida con el otro, asumir sus obligaciones y trabajar para que el vínculo romántico entre ambos perdure en el tiempo.

¿Qué pasa cuando nos enamoramos?

Ahora que ya hemos definido qué es el amor, vamos a analizar qué sucede cuando nos enamoramos de alguien. Lo cierto es que la ciencia ha encontrado correlatos cerebrales en el proceso de enamoramiento. De esta forma, el amor es una construcción cognitiva que se forma a partir de los procesos cerebrales que se generan en nuestro cuerpo.

Parece que los neurotransmisores y algunas hormonas juegan un importante papel cuando encontramos a una persona que nos atrae profundamente. En el proceso de enamoramiento, nuestro cerebro libera, principalmente, dopamina, serotonina, oxitocina y noradrenalina. Vamos a conocer cómo actúan cada una de ellas en nuestro organismo cuando nos enamoramos.

• Oxitocina: esta hormona es la responsable de que nos sintamos eufóricos en las primeras fases del enamoramiento. Los niveles elevados de oxitocina nos llevan a sentir esa necesidad de contacto físico con la persona a la que queremos.

• Serotonina: este neurotransmisor también se encuentra muy implicado en el amor. Particularmente, la serotonina influye en nuestras emociones y estado de ánimo. Los niveles elevados permiten un mejor estado anímico, mayor optimismo y tendencia a socializar con otras personas. En definitiva, la serotonina es la responsable del bienestar psicológico que vivimos al estar enamorados. Añadido a esto, se cree que esta puede influir en nuestra tendencia a pensar continuamente en esa persona a la que queremos.

• Dopamina: la dopamina es conocida por ser un neurotransmisor estrechamente relacionado con la respuesta de placer. En el proceso de enamoramiento, la dopamina se dispara y nos hace sentir eufóricos. De igual forma, es la responsable de que nos sintamos bien junto a la persona de la que estamos enamorados y de que mantengamos relaciones sexuales.

• Noradrenalina: Este neurotransmisor es el responsable de todas las señales de activación fisiológica que se desatan con el enamoramiento. El corazón se acelera, sube la presión arterial, se reduce el apetito, nos ruborizamos, etc.

Lo cierto es que todos estos procesos fisiológicos se viven con gran intensidad en los primeros momentos del enamoramiento. Sin embargo, con el paso del tiempo nuestro cuerpo comienza a habituarse y este torbellino de sensaciones se suaviza. Hay quienes sienten que este estado de calma después de tantas emociones es sinónimo de que ya no se está enamorado. Sin embargo, el enamoramiento es un proceso que debe finalizar en algún momento, ya que es insostenible a largo plazo.Después de la euforia inicial, toca conocer más profundamente a la persona y desarrollar sentimientos más profundos y madurados.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado sobre el amor y por qué nos enamoramos. El amor es un concepto universalmente conocido que es vivido por todas las personas con independencia de su raza, clase social o religión. Sin embargo, parece que definir este sentimiento es mucho más difícil de lo que parece. Algunos autores han tratado de encontrar, al menos, esos elementos esenciales que definan lo que es el amor.

Robert Sternberg propuso la existencia de tres componentes imprescindibles: la intimidad, el deseo o pasión y el compromiso. Además, parece que existen correlatos cerebrales relacionados con el proceso de enamoramiento. De esta forma, el amor es una construcción cognitiva que se forma en base a un conjunto de cambios físicos en nuestro organismo.

Principalmente, hay cuatro elementos que tienen especial relevancia en nuestro cerebro cuando nos enamoramos: serotonina, dopamina, noradrenalina y oxitocina. Todas estas sustancias son responsables de las señales y comportamientos que experimentamos en nuestro cuerpo cuando nos sentimos profundamente atraídos por otra persona. Aunque en un inicio estos cambios son muy intensos y abrumadores, con el paso del tiempo tienden a suavizarse para dar paso a un amor más calmado.