Aracnoides (meninge): localización, partes y funciones

La aracnoides es la meninge intermedia y cumple con funciones muy importantes en el sistema nervioso central, especialmente en el transporte del líquido cefalorraquídeo.

Aracnoides

La aracnoides es la meninge intermedia que protege al sistema nervioso central. Se encuentra entre la duramadre y la piamadre, y está considerada como la meninge más delicada de las tres que protegen al sistema nervioso central humano.

Para diseccionar con exactitud este tipo de tejidos y entender sus funciones, es necesario tomar una aproximación interdisciplinar, es decir, conocer dónde se encuentran, qué hacen y qué sucede cuando estos fallan.

Por ello, en este artículo te explicamos de forma detallada la morfología, funcionamiento y posibles patologías (aracnoiditis y quistes aracnoideos) que se pueden producir en esta meninge intermedia de enorme utilidad. Si quieres saber más acerca de esta estructura de índole protectora, continúa leyendo.

¿Qué es la aracnoides?

Según la Real Academia de la Lengua Española, la aracnoides se define de la siguiente forma: “Dicho de una meninge: Que es una de las tres que tienen los anfibios, reptiles, aves y mamíferos, colocada entre la duramadre y la piamadre, y formada por un tejido claro y seroso que remeda las telas de araña.”

Desde una aproximación un poco menos lingüística, podemos definirla como una de las membranas (meninges) que rodean a la médula espinal y al encéfalo, además de dividir los espacios por los que transita el líquido cerebroespinal o cefalorraquídeo (LCR). Como podemos ver, existen varios términos que debemos acotar antes de entrar de lleno en la morfología de la aracnoides. Vamos a ello.

Las tres meninges del sistema nervioso

Las meninges se definen como las membranas de tejido conectivo (es decir, de naturaleza de relleno y sostén) que rodean y recubren a todo el sistema nervioso central. Su función es proteger y brindar los nutrientes necesarios para que se transmitan los impulsos nerviosos de una neurona a otra. En los mamíferos se distinguen tres capas diferentes, y a continuación te las mostramos comenzando de dentro (en contacto con el sistema nervioso) hacia afuera (en contacto con el sistema óseo):

  • Piamadre, capa muy vascularizada que se encuentra cerca de las estructuras nerviosas. Tapiza las circunvoluciones del cerebro.
  • Espacio subaracnoideo, que contiene el líquido cefalorraquídeo y reduce la probabilidad de daños por traumatismos.
  • Aracnoides, capa intermedia entre los dos espacios que se encarga de absorber el impacto generado en estas zonas.
  • Espacio subdural, un “hueco” muy pequeño que permite el deslizamiento entre aracnoides y duramadre.
  • Duramadre, la capa más externa, caracterizada por su naturaleza fibrosa, espesa y sólida cuando rodea a la columna.

Como podemos ver, estamos ante una concatenación de espacios y membranas que se encargan de absorber lesiones físicas en las estructuras nerviosas y de evitar la entrada de agentes nocivos en el sistema nervioso central. Suponen una barrera eficaz contra bacterias, virus, células tumorales y otros parásitos patógenos (como es el caso de los protistas Trypanosoma, que atacan al líquido cefalorraquídeo y al sistema nervioso central, causando la enfermedad del sueño).

Aracnoides morfología

¿Qué es el líquido cefalorraquídeo?

En este caso, estamos ante un fluido de naturaleza incolora que baña el encéfalo y la médula espinal. Es necesario detenernos de forma somera en este líquido, pues al fin y al cabo se transporta por el espacio subaracnoideo (directamente comunicado con la aracnoides).

Este fluido cerebroespinal tiene diversas funciones, entre las que se encuentran otorgar amortiguación al sistema nervioso central frente a traumatismos, proporcionar al encéfalo soporte hidroneumático, eliminar metabolitos, actuar como reservorio de sustancias y otras muchas funciones más. ¿Quién diría que un líquido que se presenta en un volumen de 100 a 150 mililitros en un humano sano tendría tantas funciones?

Morfología de la aracnoides

Una vez hemos realizado un recorrido rápido por el resto de las meninges y el líquido cefalorraquídeo que circula por sus espacios, es hora de entrar de lleno en la morfología detallada del tejido aracnoideo.

En primer lugar, acudir a la raíz etimológica de la palabra es esencial para su comprensión. “Aracnoides” proviene del griego antiguo “arachnoiedes”, que significa “semejante a una telaraña” (arachne: araña, noides: parecido a), haciendo referencia a la multitud de trabéculas que esta membrana meníngea proyecta sobre la piamadre.

Estudios histológicos nos aportan los siguientes datos acerca de esta formación compuesta por tejido conjuntivo y compuestos serosos:

  • La lámina aracnoidea posee un espesor de 35-40 micrómetros.
  • La lámina aracnoidea ocupa el 10 % del espacio dural total.
  • En su porción externa se encuentran láminas endoteliales del compartimento subdural.
  • Su porción interna está formada por un plano celular de 5-8 μm de espesor, constituido por la superposición de 4-5 células aracnoideas formadoras de barrera.
  • El espacio intercelular de este plano es de 0,02-0,03 μm de longitud.
  • Entre las células del tejido aracnoideo se encuentran uniones de tipo desmosomal y estrechas.

En todo este conglomerado histológico hemos querido reflejar que nos encontramos ante una membrana de naturaleza compleja con múltiples peculiaridades. Además, esta estructura está formada por dos horizontes: la lámina o aracnoides propiamente dicha, y el ya nombrado espacio subaracnoideo por el que circula el líquido cefalorraquídeo.

Así pues, la aracnoides tiene una funcionalidad tanto de “autopista” como de “barrera”, pues permite el flujo del líquido cefalorraquídeo con todos los beneficios que este reporta, pero también supone un amortiguador mecánico ante lesiones y fuerzas externas. Por ello, las células aracnoideas poseen características estructurales que aseguran la función barrera del saco dural humano. Es decir, están estrechamente unidas entre sí y no permiten el paso de sustancias foráneas.

Aracnoides partes

Aracnoiditis y quistes aracnoideos: cuando esta barrera falla

La aracnoiditis se define como una inflamación crónica de la capa aracnoides de las meninges, es decir, la membrana que aquí nos atañe. Su forma más grave es la aracnoiditis adhesiva, por la que se producen dolores neurogénicos debilitantes e intratables de la espalda y extremidades en el paciente. Esta inflamación continuada causa diversas complicaciones a nivel fisiológico, entre las que se encuentran la cicatrización y unión no intencionada de las raíces nerviosas y vasos sanguíneos. Algunos de los síntomas que caracterizan a esta patología son los siguientes:

  • Hormigueos y sensaciones extrañas en las extremidades.
  • Dolor súbito grave.
  • Picazón y ardor generalizado.
  • Calambres musculares, espasmos incontrolables y temblores.

Como podemos ver, estamos ante una enfermedad que responde a una inflamación del tejido protector del sistema nervioso central, lo que se manifiesta de diversas formas en el cuerpo del individuo. Cabe destacar que esta patología se puede producir por compuestos químicos, infecciones víricas y bacterianas, por el resultado de lesiones o por cirugías mal ejecutadas.

Otra patología que puede suceder en esta delicada membrana es la aparición de quistes aracnoideos, unas bolsas llenas de líquido cefalorraquídeo que se localizan entre el cerebro o la médula espinal y la membrana aracnoidea. El paciente que presenta estas formaciones experimenta cefaleas, náuseas, convulsiones, alteraciones auditivas y oftálmicas y otros muchos problemas derivados.

Desde luego, como hemos podido ver en este pequeño viaje por las patologías de esta membrana, estamos ante un tejido altamente sensible que, si se ve afectado, puede generar diversos síntomas de naturaleza debilitante en el paciente.

Conclusiones

El cerebro del ser humano contiene un promedio de 86.000 millones de neuronas, por lo que es imposible poner en duda la complejidad y esencialidad del sistema nervioso central en nuestra vida diaria. Esta maquinaria compleja, compuesta por el encéfalo y la médula espinal, es la encargada de percibir estímulos procedentes del mundo exterior, procesar la información y transmitir impulsos a nervios y músculos. Es decir, sin este sistema, la vida tal y como la conocemos no sería posible.

Por ello, es esencial la existencia de las tres capas que actúan como barrera: la piamadre, aracnoides y la duramadre. Las tres son de importancia esencial para el aislamiento tanto mecánico como molecular del sistema nervioso central, por lo que permiten la integridad de esta delicada maquinaria a lo largo de nuestras vidas. La aracnoides, la membrana intermedia, a pesar de ser la lámina más delicada, tiene una función esencial y cuando se producen desajustes en ella, los síntomas en el paciente pueden abarcar una gran diversidad de signos de severidad variable. Desde luego, espacios como este ponen en evidencia que, en el cuerpo humano, cada célula cuenta para un correcto funcionamiento de nuestro organismo y realización de las funciones que nos caracterizan.

Referencias bibliográficas

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