Las 5 diferencias entre aneurisma y derrame cerebral

Los aneurismas y los derrames cerebrales pueden estar relacionados, pero esto no siempre es así. Un repaso de las diferencias entre estas patologías de causas y gravedad distintas.

Diferencias aneurisma derrame cerebral

Los accidentes cerebrovasculares (ACVs), por desgracia, están a la orden del día en la sociedad moderna. Se estima que estos representan del 10-12% de todas las muertes en países industrializados, siendo la tercera causa de muerte y la primera de invalidez en estas regiones. Si bien los ACVs pueden suceder a cualquier edad, ¾ de los casos ocurren en pacientes de más de 65 años y el riesgo se duplica en cada década de vida a partir de los 55 años.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 15 millones de personas sufren un ACV de forma anual. 5 millones de ellas mueren antes de poder ser tratadas, y otras 5 millones sobreviven con lesiones incapacitantes para el resto de sus vidas. Desde luego, estamos ante una de las causas más importantes de muerte y discapacidad permanente en todo el mundo.

Aun así, diferentes términos médicos en lo que a este grupo de patologías se refiere suelen confundirse entre ellos. Este es el caso entre una aneurisma y un derrame cerebral, conceptos bastante relacionados pero en ningún caso intercambiables. En este artículo te presentamos las 5 diferencias entre ellos.

¿Cuáles son las diferencias entre una aneurisma y un derrame cerebral?

Sin más dilación, te presentamos las 5 diferencias entre estos dos términos médicos en base a portales especializados, como la Clínica Mayo o la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos. Hay mucha información que recoger.

1. Un derrame cerebral afecta al cerebro; una aneurisma no siempre

En primer lugar, debemos acudir a las definiciones y causas de ambos términos para comenzar a tender puentes y crear barreras entre ellos. Un derrame cerebral (más conocido como accidente cerebrovascular o ACV) sucede cuando se detiene el flujo sanguíneo a una parte del cerebro, produciendo la muerte de sus células. Existen dos grandes tipos de ACV:

  • Accidente cerebrovascular isquémico: causado por un coágulo de sangre que bloquea o tapa un vaso sanguíneo cerebral. Es el que se da en el 80% de los casos.
  • Accidente cerebrovascular hemorrágico: cuando un vaso sanguíneo se rompe y sangra en el cerebro.

Por otro lado, se conoce como aneurisma a una protuberancia con forma de globo llena de sangre que se forma en la pared de los vasos sanguíneos. Los lugares más comunes para las aneurismas son los siguientes:

  • La arteria mayor que sale del corazón (aorta).
  • El cerebro (aneurisma cerebral).
  • Arteria poplítea, detrás de la rodilla en la pierna.
  • Arteria mesentérica, en el intestino.
  • Una arteria del bazo.

Las aneurismas pueden ser asintomáticas, si bien ciertos signos clínicos pueden aparecer según el vaso sanguíneo dilatado. Cabe destacar que el desenlace clínico de una aneurisma suele ser positivo si se detecta antes de su rotura, pero cuando esta comienza a desgarrarse o romperse, sin duda estamos ante una emergencia médica. Solo 1 de cada 5 personas sobrevive a una ruptura de aneurisma aórtica abdominal, por ejemplo. Naturalmente, cuanto más grande sea el aneurisma, mayor será la probabilidad de que se presente una ruptura o desgarro.

Aneurisma
Representación de un aneurisma cerebral.

2. Un derrame cerebral hemorrágico puede ser la consecuencia de una aneurisma

Te habrá llamado la atención que no nos hayamos detenido más en la descripción del derrame cerebral hemorrágico, ¿verdad? Efectivamente, un aneurisma cerebral puede desembocar en un accidente cerebrovascular hemorrágico, pues exactamente es lo que sucede cuando se desgarra el vaso sanguíneo dilatado: sangrado cerebral.

Aun así, no todos los accidentes cerebrovasculares están causados por roturas de aneurismas. Como ya hemos dicho, el 80% de los ACVs (los isquémicos) encuentran sus causas en tapones y coágulos en vasos sanguíneos que impiden la llegada de sangre al cerebro, y no en la expansión y desgarro de los mismos como es el caso del aneurisma. Además, cabe destacar que en este último caso la dilatación de los vasos no se produce por un bloqueo o coágulo: las causas del aneurisma no están nada claras a día de hoy.

Incluso si nos fijamos en los derrames cerebrales hemorrágicos, no todos ellos están causados por rotura de aneurisma. Por ejemplo, una malformación arteriovenosa también pueden causarlos.

3. Distintos síntomas

Nada más comenzamos a explorar esta diferencia cabe destacar que la mayoría de los aneurismas cerebrales no causan síntomas. ¿Por qué? Pues porque nunca llegan a romperse, razón por la cual no producen un derrame cerebral hemorrágico. A menudo, dichos aneurismas asintomáticos se diagnostican cuando se están realizando otras pruebas sobre el paciente.

También es necesario acotar que la sintomatología de un aneurisma cerebral depende mucho del tipo de dilatación en el vaso sanguíneo y el riesgo que esta presenta de romperse. Por ejemplo, este puede estar ejerciendo presión sobre alguna estructura concreta, lo que puede causar visión doble, pérdida de visión, “el peor dolor de cabeza de tu vida” (cuando comienza a romperse), dolor en el ojo, dolor en el cuello, etc. Como decimos, el cuadro clínico es muy variable, pues depende de la rotura (o ausencia de ella), localización e hinchazón del propio aneurisma.

Por otro lado, el accidente cerebrovascular o derrame cerebral se manifiesta con un cuadro clínico mucho más claro e inmediato. Entumecimiento, confusión, parálisis facial, dificultad para ver, caminar y básicamente realizar cualquier tarea básica. En general, todos estos síntomas aparecen rápidamente y dejan poco espacio a la duda.

Como resumen de esta diferencia, a una persona se le suele diagnosticar un aneurisma cerebral antes de que este se rompa en una tomografía computerizada debido a dolores de cabeza y otras molestias relacionadas con él. Por otro lado, un accidente cerebrovascular presenta signos muchísimo más graves y, por desgracia, un pronóstico bastante peor.

Derrame cerebral
La ruptura de un aneurisma provoca un derrame cerebral, una causa de ictus.

4. Distintas prevalencias y casos

En Estados Unidos, cada año unas 700.000 personas sufren accidentes cerebrovasculares, 500.000 de ellas por primera vez y 200.000 de forma recurrente. Como ya hemos dicho, se trata de una patología verdaderamente extendida en la población de edad avanzada. Por otro lado, los aneurismas con rotura en el cerebro son muchísimo menos comunes, pues se estima que en este mismo país se dan unos 30.000 casos anuales.

Estos datos se traducen en que, aproximadamente, solo el 3-5% de los derrames cerebrales son causados por la rotura de un aneurisma. Por otro lado, alrededor de 6.000.000 de habitantes en esta región tienen aneurismas que han podido ser tratados sin rotura ni mayores complicaciones.

5. Diferentes tratamientos para diferentes cuadros clínicos

Como podrás imaginar, un coágulo sanguíneo que impide la llegada de sangre al cerebro o un cerebro inundado con sangre se tratarán de forma muy diferente a una dilatación de un vaso sanguíneo en este órgano.

Una aneurisma cerebral sin romper se puede abordar de dos maneras: con tratamiento o con seguimiento. Los tratamientos tienen una tasa de éxito aproximada del 90% y se basan en cirugías de grapado quirúrgico y embolización vascular. A grandes rasgos, se trata de evitar que este llegue a romperse en algún momento.

Por otro lado, un derrame cerebral (ya sea por aneurisma, por coágulo u otras causas) requerirá un enfoque muy diferente. El protocolo de urgencia para un derrame cerebral hemorrágico requiere de la administración de medicamentos de la presión arterial y, si es causado por un aneurisma, el clipaje del mismo (cierre para que deje de sangrar) suele ser el camino a seguir. En el caso de una malformación arteriovenosa, tocará acudir a procedimientos específicos más complicados para corregirla.

Resumen

Quizá haya resultado un poco liante acudir a tanta terminología médica en un momento, pero no te preocupes: en unas pocas líneas, te resumimos las diferencias claves entre una aneurisma y un derrame cerebral. Vamos a ello:

  • Un derrame cerebral puede ser isquémico o hemorrágico. Solo la variante hemorrágica puede estar causada por un aneurisma.
  • Un aneurisma es un abombamiento de una arteria. Se puede presentar en cualquier arteria del cuerpo, también en el cerebro.
  • Ni todos los aneurismas cerebrales desembocan en en derrames cerebrales hemorrágicos ni todos los derrames hemorrágicos son causados por aneurismas.
  • La mayoría de aneurismas cerebrales son asintomáticos y no causan ningún problema mayor en el paciente.
  • Solo cuando un aneurisma se rompe y la sangre se disemina por el cerebro podemos hablar de un accidente cerebrovascular o derrame cerebral hemorrágico.

No es tan complejo, ¿verdad? Si queremos que te quedes con una idea entre todo este conglomerado terminológico, sin duda es la siguiente: un derrame cerebral hemorrágico puede ser la consecuencia de la rotura de un aneurisma, pero este no siempre es el caso.

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