Cómo curar un piercing (evitando infecciones y problemas)

Curar un piercing correctamente evita consecuencias desagradables.

Piercing

La práctica del piercing ha ganado mucha popularidad en las últimas décadas, especialmente entre la población joven.

Lejos de ser una práctica moderna, la perforación del cuerpo para colocar decoraciones, se practica en culturas de todo el mundo y se ha hecho desde la antigüedad, lo cual podemos confirmar con pruebas arqueológicas.

A pesar de que su popularidad ha mejorado la información y condiciones sanitarias de las que disponen aquellos que deciden utilizar piercings, sigue siendo una práctica que acarrea ciertos riesgos que pueden evitarse con buenos cuidados del piercing tras su colocación.

Cómo curar un piercing

La curación de un piercing se refiere principalmente a los hábitos correctos a mantener tras la colocación de este, especialmente en el periodo de tiempo cercano a la instalación del piercing. Una correcta curación del piercing evita principalmente aquellos problemas que derivan de infecciones de la perforación, de gravedad variable según la infección y la parte afectada.

En este artículo hablaremos de los hábitos higiénicos que deberíamos mantener para evitar la infección del área perforada, para que nuestra experiencia con el piercing sea lo menos desagradable posible.

¿Cómo es el proceso normal de curación?

Tras la instalación del piercing, es normal experimentar algunos síntomas desagradables que irán cambiando a medida que la herida se cura. Especialmente al principio, podemos esperar sangrados leves e inflamación de la zona.

Tras el periodo inicial, durante la curación de la herida es normal sentir picores o la secreción en la herida de una sustancia blanco-amarillenta que puede generar un poco de costras sobre la decoración del piercing (No es pus, si hay pus esto significa estamos padeciendo una infección importante).

Incluso una vez curada la herida, si no mantenemos buenos hábitos higiénicos la joya del piercing puede quedarse atorada y podemos ver la acumulación de sustancias normales, pero que provocan mal olor.

Aunque el piercing parezca curado, hemos de tener en cuenta que el proceso de curación de la herida va de fuera hacia dentro, así que los tejidos más internos pueden estar sensibles o ser más susceptibles de infectarse. La paciencia y los buenos hábitos higiénicos son, como hemos comentado, la clave de un buen proceso de curación del piercing.

Limpiar el área

La limpieza es fundamental en el proceso de curación. Si limpiamos la herida y nuestras joyas de forma adecuada estaremos disminuyendo enormemente el riesgo de infección y los problemas que derivan de estas.

Para una correcta limpieza del piercing, debemos practicar los siguientes hábitos:

1. Limpiar las manos antes de tocar el piercing

Nuestras manos están en constante contacto con superficies no demasiado higiénicas. Esto es natural, pero hace que en nuestras manos podamos portar patógenos que están deseando llegar a nuestra herida abierta para infectarla.

Podemos ponerles las cosas difíciles si nos lavamos las manos antes de manipular el piercing, especialmente antes de limpiarlo.

2. Limpiar la perforación

Al fin y al cabo, es una herida abierta en curación. Los profesionales del sector recomiendan utilizar solución salina estéril para obtener los mejores resultados, que podemos comprar en farmacias y tiendas especializadas.

Funcionará mucho mejor si colocamos la perforación en la solución salina durante unos 5 o 10 minutos diarios, aunque de no ser posible por la localización del piercing, podemos aplicar la solución a la herida con gasas limpias empapadas de salino.

En caso de no tener acceso a solución salina estéril, podríamos intentar hacer nuestra propia solución salina mezclando entre 0.75 y 1.40 gramos de sal no yodada con unos 250ml de agua destilada. Pasarnos con la sal no hace que la solución tenga mejores resultados, si no que puede causar más irritación del piercing.

Si decidimos que la solución salina no es para nosotros, podemos limpiar la perforación con agua y jabón delicado, aunque el jabón tiende a ser irritante y puede provocarnos molestias a la larga. Para evitarlas es importante no dejar ningún resto de jabón en la herida.

Independientemente del método que utilicemos, lo óptimo es limpiar los piercings entre 1 y 2 veces al día.

3. Mantenerlo seco

Es importante el secado correcto del piercing para evitar problemas. El secado ha de realizarse de forma delicada, tocando la zona con papel limpio (por ejemplo un pañuelo sanitario tipo Kleenex). No debemos frotar con fuerza, para evitar dañar el área.

El uso de toallas tampoco está recomendado para secar el piercing, ya que están llenas de bacterias que se alimentan de nuestra piel muerta y las fibras pueden engancharse a la joya. No queremos bacterias en nuestra perforación, así que mejor evitar las toallas del baño.

Consejos generales para el mantenimiento del piercing

Además de mantener unos hábitos higiénicos correctos y constantes (no sirve de nada limpiarlo mal o muy de vez en cuando, especialmente en las primeras etapas de la curación) existen ciertos consejos generales que pueden ayudar a que el proceso sea lo menos problemático posible.

Por ejemplo, los siguientes.

1. Mantener hábitos saludables

Llevar una vida lo más sana posible hace que la curación del piercing sea más rápida y fácil. Dormir las horas suficientes, comer de forma adecuada y hacer ejercicio mejorará nuestra capacidad de sanar la herida.

2. Dormir en una cama limpia

Cambiar la ropa de cama de forma regular es un gran hábito que mantener, llevemos o no piercings. Cambiar a menudo las sábanas y fundas de almohadas evita acné y picores, a la vez que disminuye el riesgo de infección del piercing.

3. Mejor ducharse

Las duchas son más estériles por norma general que los baños, ya que el agua no toca la superficie de la bañera. Esto es importante especialmente en las primeras etapas de la curación del piercing. Sea como sea, tras limpiarse es importante que no queden restos de jabón en la perforación si no queremos que se irrite.

4. Evitar mover las joyas

Una vez superado el proceso inicial de curación, rotar las joyas de vez en cuando evita que se atoren en la perforación y es un hábito necesario para el buen mantenimiento del piercing. Aun así, durante el proceso de curación debemos de tocar las joyas lo menos posible para evitar dañar el delicado tejido.

5. Evitar ciertos químicos limpiadores

La mejor forma de mantener limpio el piercing es utilizando solución salina. Si no la podemos utilizar, deberíamos evitar a toda costa el uso de sustancias como el Betadine, el alcohol, el agua oxigenada o jabones que incluyan triclosan. Esto se debe a que pueden causar daño celular en el tejido, dificultando la curación.

Referencias bibliográficas

  • Body piercing, NHS. Extraído de https://www.nhs.uk/conditions/body-piercing/ el 25/06/2019

  • Piercing aftercare, Association of professional piercers. Extraído de https://www.safepiercing.org/aftercare.php el 25/06/2019

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