Leucemia crónica: qué es, causas, síntomas y tratamiento

La leucemia crónica es una enfermedad que a menudo no presenta ningún síntoma evidente.

Leucemia crónica

Se conoce como leucemia cualquier cáncer que afecta las células de la sangre. No obstante el término engloba diferentes tipos de cáncer sanguíneos, y es que existen muchos tipos de leucemia.

En este artículo se explica todo lo que hay que saber acerca del cáncer de la sangre más prevalente de todos. Se trata de la leucemia crónica, y a continuación se explica qué es, así como cuáles son sus causas, síntomas y tratamiento.

¿Qué es la leucemia crónica?

La leucemia crónica es una enfermedad relacionada con los glóbulos blancos. Específicamente, esta afección se caracteriza por la acumulación de linfocitos B maduros en la sangre y en algunos órganos. Generalmente afecta a los ganglios linfáticos y el bazo (órganos linfoides periféricos), pero en ocasiones puede también afectar a la médula ósea y otros órganos.

Se trata de un cáncer sanguíneo en el que se produce una multiplicación anómala de este tipo de linfocitos. Todo empieza con una primera célula que empieza a duplicarse descontroladamente, produciendo clones disfuncionales que no pueden proteger el cuerpo, sino que provocan justamente inflamación interna y otro tipo de problemas.

Es por esta razón que esta enfermedad, comúnmente conocida como leucemia crónica, en el ámbito médico se llama leucemia linfocítica crónica. También puede llamarse leucemia linfoide crónica o leucemia linfática crónica de células B.

Causas

Las causas exactas de la leucemia crónica aún no están del todo claras. En otros tipos de leucemia se ha establecido una relación más directa entre las causas subyacentes de la enfermedad y la misma, pero en la leucemia crónica no es posible achacar las causas de forma tan clara.

No obstante, se sabe que esta enfermedad se genera en gran medida por factores epigenéticos. Esto significa que diferentes condicionantes ambientales en la vida de una persona pueden modificar su perfil genético, conduciendo a la expresión de la enfermedad.

Esta es en realidad la forma en la que muchos tumores aparecen (y no tanto por casualidad). De hecho, un ejemplo significativo es que se ha observado una relación entre personas que han desarrollado actividades agrícolas en las que han usado pesticidas.

Por otro lado, desde el punto de vista biológico se investigan mutaciones de las células B y la activación de ciertas enzimas, pues los estudios confirman también la causa genética de la enfermedad. Los familiares que tienen parientes con esta patología presentan un mayor riesgo de desarrollarla que el resto de la población, así como otros trastornos linfoproliferativos.

Lo cierto es que se han identificado varias alteraciones genéticas capaces de favorecer la replicación anómala de los linfocitos B, así como la resistencia a los fármacos. No obstante, estos mecanismos son complejos y aún se están estudiando, por lo que se desconoce cuál es la lesión genética inicial a partir de la cual se desarrolla la enfermedad.

Síntomas

Pueden pasar años hasta que los primeros síntomas de este cáncer se manifiestan. Se trata de una enfermedad con un curso muy lento, y en ocasiones los daños son asintomáticos o pasan desapercibidos hasta que se diagnostica.

Uno de los síntomas más habituales es que los ganglios linfáticos se agrandan, aunque es difícil apreciarlo y no causan dolor. El bazo o el hígado son otros órganos que pueden aumentar de tamaño, pero frecuentemente es algo que pasa inadvertido.

Como sucede en otras leucemias, es común que el paciente sienta fatiga y tenga palidez en la piel y hasta cierta taquicardia. Son síntomas relacionados con la anemia que se produce, y es que los hematíes pueden verse afectados. También la cantidad de plaquetas puede reducirse y favorecer el sangrado si se producen heridas.

Por otro lado, el deterioro del sistema inmunológico es uno de los síntomas más significativos. La inmunodepresión conduce a más riesgo de infecciones, especialmente en el caso de las bacterias. Aunque son las afecciones autoinmunes las que pueden traer más complicaciones, pues en este caso se produce el ataque de las células propias del cuerpo.

Tratamiento

La leucemia crónica es una enfermedad que requiere un tratamiento personalizado, pues se trata de una afección compleja y la estrategia terapéutica a seguir no siempre es obvia. A continuación se muestran los principales tratamientos que en la actualidad se emplean para combatir esta enfermedad crónica.

El tratamiento de la leucemia crónica se adapta en función de los síntomas del paciente, la fase en la cual se encuentra la enfermedad y el pronóstico que se da.

1. Observación

En muchos casos no hay más intervención recomendada que la observación periódica a pesar de lo sorprendente que pueda parecer. Como se ha descrito anteriormente, el desarrollo de la enfermedad puede ser tan lento que la progresión de la enfermedad puede no ser signigicativa durante años.

Es por lo tanto una situación correspondiente a los primeros estadios de la enfermedad. No existe ningún tratamiento capaz de revertir la la progresión de este padecimiento al principio. Se concluye así que lo mejor para el bienestar de la persona es no someter su cuerpo al estrés de ciertas intervenciones, las cuales sí pueden ser útiles en el futuro.

2. Quimioinmunoterapia

Actualmente la quimioinmunoterapia representa el tratamiento preferente en los casos en los que es necesario intervenir. Se trata de combinar la terapia con anticuerpos monoclonales y la quimioterapia, siendo la forma más habitual de intervenir la leucemia crónica.

Los anticuerpos monoclonales son proteínas que se producen de manera artificial. Se administran por vía intravenosa o subcutánea, y tienen la capacidad de atacar de forma selectiva a las células cancerosas.

Por otro lado, la quimioterapia complementa la acción de los anticuerpos monoclonales. Esta intervención dual produce una buena tasa de respuesta clínica por su gran efecto sinérgico.

3. Trasplante de células madre hematopoyéticas

La quimioinmunoterapia representa un gran avance terapéutico de los últimos años, pero hay aún existe otra posibilidad para combatir este padecimiento. Se emplea en los casos más agresivos se la enfermedad, y sus resultados por el momento son prometedores.

Se trata del trasplante de células madre hematopoyéticas mediante un trasplante de médula. Este tipo de intervención se fundamenta en el papel que desempeñan las células madre hematopoyéticas del donante. De todos modos es un procedimiento en el que hay que analizar muy bien las condiciones del paciente y los posibles riesgos y beneficios asociados.

Este tratamiento es un ejemplo de los grandes avances de la ciencia respecto hace solamente unas pocas décadas. Con todo, los investigadores aún necesitan saber mucho más acerca de esta enfermedad crónica.

Referencias bibliográficas

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