Labilidad emocional: definición, causas y síntomas frecuentes

Esta característica psicológica puede ser patológica en algunos casos.

Labilidad emocional

La labilidad emocional es un patrón de afecto anormal y patológico, que consiste en variar nuestra expresión emocional de forma repentina, rápida y sin causa aparente.

Por ejemplo, sería pasar rápidamente de reír a carcajadas a llorar, o estar muy alegre y al cabo de unos minutos sentirse muy triste. Pero cuidado, no tiene nada que ver con la bipolaridad, como veremos más adelante.

En este artículo entenderemos en qué consiste esta alteración del afecto; concretamente, conoceremos qué es la psicopatología de la afectividad, los otros cuatro trastornos del afecto que existen, además de la labilidad emocional, y en qué se diferencian de ésta.

Psicopatología de la afectividad

La psicopatología de la afectividad incluye diferentes patrones de afecto alterados o anormales. El afecto, por su parte, engloba todas aquellas conductas que expresamos cuando sentimos determinadas emociones o cuando tenemos un estado de ánimo concreto.

Por otro lado, la afectividad engloba todos aquellos estados y tendencias que las personas vivimos de forma idiosincrática; responden a lo que estamos sintiendo en el momento actual, e influyen en nuestra personalidad y conducta. Es decir, son estados subjetivos y trascendentes.

Dichos estados influyen, además, en la expresión de las emociones y en cómo nos comunicamos con los demás. Generalmente, de cada estado podemos diferenciar dos polos: por ejemplo placer/dolor, alegría/tristeza, etc.

Afectos alterados

Los afectos propios de la psicopatología de la afectividad, y que recoge el DSM-IV-TR, son cinco: el afecto aplanado, el afecto embotado, el afecto inapropiado, el afecto lábil (labilidad emocional) y el afecto restringido o constreñido.

Así, dentro de la psicopatología de la afectividad encontramos la labilidad emocional, que corresponde a un afecto lábil. Pero, ¿qué significa exactamente y qué implica? Lo veremos a continuación.

Labilidad emocional: ¿qué es exactamente?

La labilidad emocional (también denominada labilidad afectiva), como hemos visto, es un concepto que pertenece al campo de la psicopatología de la afectividad.

Concretamente, la labilidad emocional consiste en la variabilidad anormal de la expresión del afecto, con cambios repetidos, rápidos y repentinos. Por su parte, el afecto es definido por el DSM-IV-TR como “una conducta que expresa la experiencia subjetiva de un estado de ánimo (emoción)”.

Así, el afecto está formado por estados emocionales que van cambiando en función de lo que vivimos, vemos, imaginamos y sentimos. A diferencia del humor, otro concepto central en la psicopatología de la afectividad, el afecto es cambiante; mientras que el humor refleja emociones sostenidas en el tiempo y duraderas.

Es decir, que la labilidad emocional refleja un patrón anormal del afecto. Este patrón lo podemos manifestar en algunas ocasiones de nuestras vida (cuando estamos pasando por momentos delicados, estresantes o complicados, por ejemplo).

Sin embargo, la labilidad emocional también puede constituirse como una manera de ser más general (que no aparece únicamente en momentos puntuales), y corresponder más a un rasgo de la personalidad de cada uno.

Emociones

Labilidad afectiva como rasgo de la personalidad

Así, como hemos visto, la labilidad afectiva puede surgir como consecuencia de períodos concretos de la vida, caracterizados por experiencias intensas y/o estresantes. Sin embargo, la labilidad emocional también puede ser un rasgo de la personalidad, entendiéndose este como una tendencia determinada a actuar y a comportarse ante situaciones específicas.

En caso de manifestar labilidad emocional, esto puede generar mucho desconcierto e incertidumbre en las personas de nuestro alrededor, que a menudo se quejan de que “no nos entienden”. Además, también puede generar sufrimiento a la persona que la padece, además de cierta ansiedad.

Es por ello que será recomendable acudir a un profesional en caso de que esta característica esté repercutiendo de forma negativa en nuestra vida. También es cierto que hay personas que la manifiestan y aprenden a vivir con ello, estando bien psicológicamente.

Diferencias con la bipolaridad

Las personas con labilidad afectiva pueden ser denominadas socialmente (de forma errónea), y en el lenguaje común, personas “bipolares”. Esta es una “etiqueta” equivocada, ya que el trastorno bipolar es un trastorno mental grave caracterizado por períodos de depresión y períodos de manía; es decir, por la alternancia de episodios maníacos (que deben durar como mínimo una semana) junto a episodios depresivos (que duran como mínimo dos semanas).

Sin embargo, popularmente se utiliza (repetimos, erróneamente) el término bipolar para hacer referencia a esta labilidad emocional que comentamos. En realidad, esto, aunque incorrecto, es entendible, ya que las personas con labilidad emocional tienden a manifestar estos dos polos (manía y depresión) de forma alternante y repetida.

La diferencia fundamental con la bipolaridad es, además de que son conceptos muy diferentes, la duración de los síntomas; mientras que en el trastorno bipolar, los episodios emocionales suelen durar meses, en la labilidad emocional, el rasgo básico es que se cambia de una emoción a otra de forma repentina (puede ser incluso en cuestión de segundos).

Otros trastornos del afecto: diferencias con la labilidad emocional

Además de la labilidad emocional, y como hemos mencionado al inicio del artículo, se conocen otros cuatro trastornos del afecto.

Los cinco tipos de alteraciones del afecto se encuentran en el DSM-IV-TR. Vamos a ver en qué consisten estos otros trastornos y en qué se diferencian de la labilidad emocional.

1. Afecto aplanado

Este tipo de afecto aparece especialmente en cuadros como la depresión o la esquizofrenia (como uno de sus síntomas negativos). Consiste en una ausencia, o práctica ausencia, de cualquier signo de expresión del afecto. Esto se manifiesta con una voz monótona y con la cara inmóvil.

A diferencia de la labilidad emocional, en el afecto aplanado no aparece ningún cambio repentino en la expresión del afecto o de las emociones; por contra, básicamente lo que aparece es una ausencia de cualquier tipo de afecto o emoción, como si la persona no sintiera nada. Se trata, pues, de dos tipos de afectos muy diferentes y casi contrarios.

2. Afecto embotado

También característico de la depresión, el afecto embotado se da aún con más frecuente en el TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático). Puede denominarse también anestesia emocional, y se traduce en una reducción severa de la intensidad de la expresión del afecto.

Es decir, la persona se muestra como extremadamente ausente, como si no sintiera nada. A veces puede originarse como un mecanismo de defensa desadaptativo ante situaciones especialmente traumáticas que el individuo es capaz de procesar y gestionar.

El afecto embotado es más grave que el afecto aplanado, y su diferencia con la labilidad emocional sigue la misma línea que éste; así, mientras que en la labilidad emocional el paciente puede pasar de la risa al llanto en cuestión de segundos, en el afecto embotado éste no manifiesta prácticamente ninguna emoción, o si lo hace, es con una intensidad mínima.

3. Afecto inapropiado

El afecto inapropiado se manifiesta como una discordancia entre la voz y los movimientos de la persona, y el contenido del habla o de las ideas que está expresando en ese momento. También se denomina paratimia. Aparece con frecuencia en trastornos psicóticos como la esquizofrenia, o en pacientes con lesiones en el lóbulo frontal.

El afecto inapropiado puede aparecer junto a la labilidad emocional, aunque no es muy frecuente. Mientras que el primero consiste en una incoherencia entre lo que se expresa mediante el lenguaje no verbal (gestos, tono de voz,...) y lo que se expresa con el lenguaje verbal, el segundo hace referencia a cambios súbitos en la expresión del afecto. Así, en realidad serían dos trastornos de la afectividad cualitativamente diferentes.

4. Afecto restringido

Este afecto, también denominado afecto constreñido, se traduce en una reducción en la gama e intensidad de la expresión afectiva. Es característico de los cuadros depresivos.

Se diferencia de la labilidad emocional en que en el afecto restringido, las emociones que experimenta la persona son menores en número e intensidad a las de cualquier persona sin ninguna patología de la afectividad. En cambio, en la labilidad emocional, lo que ocurre es que las emociones y los estados anímicos van variando de forma repentina, a veces sin ninguna causa aparente.

Referencias bibliográficas

  • American Psychiatric Association –APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.

  • Belloch, A.; Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen I y II. Madrid: McGraw-Hill.

  • Federación de Enseñanza de CCOO de Andalucía. (2009). La vida afectiva: motivación, sentimientos y emoción. Temas para la Educación, 4: 1-8.

  • Torres, A. (2017). Labilidad emocional: ¿qué es y cuáles son sus síntomas? Psicología y Mente.

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