¿Qué son las Estrategias de Afrontamiento? Definición y principios

Las estrategias de afrontamiento constituyen formas de lidiar con eventos estresantes. Pueden ir orientadas a resolver el problema, gestionar las emociones que este produce o directamente evitarlo.

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Cada persona afronta su adversidad de manera diferente. Así, ante un mismo evento, dos personas pueden manifestar una respuesta totalmente opuesta. Los autores Lazarus y Folkman ya elaboraron en 1986 una teoría para explicar cómo los individuos afrontan situaciones estresantes. Es decir, trataron de explicar por qué cada uno de nosotros podemos responder de manera distinta ante una situación similar. De acuerdo con su propuesta, cuando afrontamos un suceso determinado realizamos una serie de valoraciones sobre él.

Comenzamos llevando a cabo lo que los autores denominan valoración primaria, que consiste en analizar si el hecho es de carácter positivo o negativo y las posibles consecuencias que este puede acarrear. A continuación, procedemos a realizar la valoración secundaria, donde analizamos nuestra capacidad para afrontar dicha situación. Cuando percibimos que estamos ante un evento estresante que desborda nuestra capacidad de afrontamiento, es más probable que aparezca una intensa respuesta de estrés.

Esta teoría permitió comprender que la respuesta de estrés no es una consecuencia inevitable ante cierto tipo de situaciones concretas. Por el contrario, esta aparece como consecuencia de la interpretación que la persona hace de su realidad y su percepción de los recursos de los que dispone para afrontarla. Por esta razón, en los últimos años ha existido un marcado interés hacia el estudio de las estrategias de afrontamiento, ya que son estas las que determinan cómo los individuos reaccionan ante la adversidad (enfermedades, estresores cotidianos, muerte de seres queridos, problemas laborales o económicos…). En este artículo hablaremos acerca de las estrategias de afrontamiento y cuándo éstas pueden convertirse en una respuesta desadaptativa.

¿Qué son las estrategias de afrontamiento?

El afrontamiento puede definirse como el conjunto de pensamientos y acciones que permiten a las personas manejar las situaciones difíciles que se les presentan, ya sea reduciendo, minimizando, tolerando o controlando el problema y/o las emociones que este produce. En definitiva, cuando afrontamos un evento movilizamos procesos cognitivos y conductuales que nos permiten manejar las demandas que nos exige esa situación.

De esta manera, ante un problema similar dos personas pueden llevar a cabo respuestas muy diferentes. Por ejemplo, ante la tristeza hay quienes optan por quedarse en la cama, mientras que otros deciden llenar su día de tareas que hacer para evadirse. Ambas reacciones constituyen estrategias de afrontamiento, aunque su naturaleza sea distinta.

Como vemos, afrontar no siempre implica resolver nuestros problemas de manera práctica, sino que también tiene que ver con la gestión de nuestros estados emocionales. Hay infinidad de estrategias de afrontamiento diferentes, aunque todas ellas pueden clasificarse en tres categorías principales: estrategias centradas en el problema, estrategias centradas en las emociones y estrategias basadas en la evitación.

  • Las estrategias centradas en el problema son aquellas utilizadas ante situaciones de estrés susceptibles de ser controladas o modificadas. Es decir, la persona orienta su recursos a la resolución de la tarea.
  • Las estrategias centradas en las emociones son aquellas que se llevan a cabo cuando el evento estresante se percibe como incontrolable. Dado que no se valora como posible la resolución del problema, se enfocan los recursos de afrontamiento en las emociones, procurando gestionarlas de la mejor forma posible.
  • Las estrategias basadas en la evitación suelen ponerse en marcha en aquellos momentos en los que la persona rechaza afrontar activamente el problema. En estos casos se recurre a la evasión, la distracción o el distanciamiento del evento estresante.
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Cuando las estrategias de afrontamiento son desadaptativas

Las estrategias de afrontamiento nos permiten adaptarnos al entorno y protegernos de potenciales peligros. El problema de estas estrategias es que a veces pueden cumplir una función y, al mismo tiempo, hacernos daño y perjudicarnos. Por ejemplo, utilizar la comida como herramienta para calmar nuestra tristeza puede ayudarnos a corto plazo, pero a medio y largo plazo constituye una estrategia poco adaptativa y perjudicial para la salud.

La adecuación de las estrategias de afrontamiento también puede variar en función del contexto de cada persona. Con el paso del tiempo, nuestra situación puede cambiar y hacer que estrategias que nos fueron útiles dejen de serlo. A veces podemos recurrir a estrategias de afrontamiento poco adaptativas y ser conscientes de ello, pero no saber cómo modificarlas. En algunas ocasiones simplemente empleamos estrategias poco adecuadas sin reconocer que podríamos recurrir a otras mejores. Como venimos comentando, algunas estrategias de afrontamiento del estrés pueden resultar contraproducentes. Entre ellas podemos destacar las siguientes:

1. Escape

Muchas personas lidian con los problemas de su vida recurriendo a la evitación. En lugar de resolver el problema o aceptar sus emociones, tratan de huir del evento estresante a toda costa. La evitación es de ayuda a corto plazo, pero enseguida produce problemas al limitar la vida de la persona y sus oportunidades de desarrollo y socialización.

2. Comida

Comer no es un acto puramente fisiológico. Por el contrario, en el comer influyen aspectos emocionales, ya que la comida despierta en nosotros recuerdos, placer, etc. Por ello, no sorprende que muchas personas encuentren en la comida una herramienta para poder calmarse en situaciones de estrés. En estos casos se suele hablar de comer emocional, ya que la persona carece de otras estrategias de afrontamiento eficaces para manejar sus problemas y estados emocionales desagradables.

3. Alcohol y drogas

De manera similar a como sucede con la comida, muchas personas utilizan las drogas y el alcohol como una vía para escapar de sus problemas. Estas sustancias ayudan a la persona a alejarse de manera temporal de sus problemas y preocupaciones, aunque como imaginarás es una estrategia poco recomendable. Recurrir al consumo de alcohol y drogas como forma de afrontamiento conduce en muchos casos al desarrollo de adicciones.

4. Dormir

Sí, estás leyendo bien. En algunos casos hay quienes terminan por encontrar en el sueño su refugio para no pensar y huir de los problemas. Al dormir se está evitando el afrontamiento directo del evento estresante, por lo que tampoco es la mejor alternativa.

5. Autolesiones

Son muchas las personas que se pueden llegar a sentir desbordadas por su dolor emocional. Ante la ausencia de estrategias efectivas para manejar sus emociones, pueden utilizar el dolor físico a modo de anestesia. Así, se termina produciendo la conducta autolesiva en forma de cortes, quemaduras, golpes, etc.

El dolor físico que estas lesiones generan produce una descarga que, aunque resulte paradójico, alivia el malestar de la persona. Las autolesiones son una estrategia poco recomendable no sólo por el peligro que suponen, sino porque además carecen de utilidad a medio o largo plazo. Las personas que se autolesionan requieren de acompañamiento profesional para poder hallar otras formas más seguras y adaptativas de canalizar su sufrimiento.

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Cómo desarrollar buenas estrategias de afrontamiento

En términos generales, afrontar los eventos estresantes de forma correcta requiere una buena capacidad de adaptación a las particularidades de cada situación. La flexibilidad es clave, pues una misma estrategia puede ser recomendable en un escenario y no en otro. Muchas veces, será necesario disponer de un abanico relativamente amplio de herramientas que nos ayuden a gestionar los problemas de forma adaptativa.

  • Cuando el problema sea susceptible de ser abordado o modificado, es recomendable llevar a cabo estrategias enfocadas en el problema: buscar información sobre el problema, evaluar distintas posibles soluciones y decidir cuál de ellas es la mejor, crear una estructuración de los pasos necesarios para resolver un determinado problema, buscar apoyo y ayuda externa, etc.
  • Ante situaciones que percibimos como incontrolables, podemos recurrir a estrategias centradas en la emoción: trabajar la aceptación, buscar el lado positivo de la situación, realizar ejercicios de relajación o apoyarnos en nuestro entorno.
  • Las estrategias basadas en la evitación no suelen ser recomendables, ya que constituyen las menos adaptativas. Al distanciarnos del problema o intentar evitarlo corremos el riesgo de desarrollar problemas secundarios que no hacen más que empeorar la situación inicial.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de las estrategias de afrontamiento y los tipos que existen. Las personas reaccionamos de manera diferente ante eventos similares, pues nuestra respuesta de estrés viene condicionada por la valoración que hacemos de la situación y de nuestras capacidades para hacerle frente. Cuando detectamos que estamos ante un evento negativo que desborda nuestros recursos, tendemos a experimentar elevados niveles de estrés.

Generalmente, las estrategias de afrontamiento pueden estar enfocadas en el problema, la emoción o la evitación. Las estrategias centradas en el problema suelen llevarse a cabo cuando este se percibe como modificable. En estos casos tratamos de afrontar el evento estresante de forma directa. Por el contrario, las estrategias basadas en la emoción suelen llevarse a cabo cuando el problema parece inmodificable.

En esta tesitura solemos orientar nuestros esfuerzos a gestionar nuestros estados emocionales buscando apoyo social, relajándonos o fomentando la aceptación de lo que nos sucede. Las estrategias basadas en la evitación son las menos adaptativas, pues tienden a fomentar la aparición de problemas secundarios que no hacen más que empeorar la situación inicial. Lo ideal es mostrar flexibilidad y disponer de un abanico amplio de estrategias adaptativas, pues no todas las situaciones requieren el uso de las mismas herramientas de afrontamiento. De lo contrario, podemos caer en alternativas poco adaptativas como el abuso del alcohol, el comer emocional o las autolesiones.

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