Comorbilidades del trastorno bipolar (trastornos asociados)

Varios trastornos psicológicos y médicos pueden venir asociados a padecer bipolaridad.

Comorbilidades trastorno bipolar

El trastorno bipolar es un problema de salud que ha sido relacionado con múltiples trastornos, tanto psiquiátricos como médicos.

Estos pueden estar relacionados entre ellos ya sean por las conductas del paciente bipolar o porque se presentan de forma prodrómica al mismo, es decir, como una especie de fase anterior al trastorno que viene después.

A continuación vamos a ver las comorbilidades del trastorno bipolar, explicando brevemente este trastorno y su relación con los principales problemas de salud, tanto física como psicológica.

Comorbilidades del trastorno bipolar

El trastorno bipolar es un trastorno del estado de ánimo en el que la persona quien lo padece presenta períodos con episodios maníacos, de excesiva euforia, y episodios depresivos. Entre episodios puede tener etapas eutímicas, es decir, manifestando un estado anímico propiamente adaptativo y normal. Hablamos de trastorno bipolar I cuando se dan episodios maníacos o mixtos, y de tipo II cuando hay episodios hipomaníacos, es decir, menos intensos que en el tipo I, combinado con episodios depresivos.

Se entiende por comorbilidad a la presencia de dos o más dolencias médicas y trastornos psiquiátricos, no necesariamente relacionadas, en un mismo paciente. Conocer el grado en que dos problemas de salud pueden presentarse de forma conjunta permitiría entender cómo el paciente los ha llegado a sufrir, además de mejorar la evaluación y decisiones sanitarias.

El trastorno bipolar es muy heterogéneo, y es debido a esta complejidad que a veces puede venir causado por la presencia de un trastorno o enfermedad comórbida. Cerca del 95% de los pacientes con un trastorno bipolar cumplen criterios para tres o más trastornos psiquiátricos crónicos. A continuación veremos los principales trastornos que se pueden dar de forma conjunta con este trastorno del estado del ánimo.

1. Trastornos de la conducta alimentaria (TCA)

La comorbilidad entre los trastornos de la conducta alimentaria y el trastorno bipolar está siendo cada vez más estudiada. Uno de los motivos de que se haya despertado el interés por encontrar la relación entre ambos tipos de trastornos está el hecho de que los TCA, mayormente anorexia y bulimia nerviosa, son más frecuentes en la población con diagnóstico de trastorno bipolar.

Otro de los motivos por los que la investigación se ha centrado en la comorbilidad de estos dos trastornos es la necesidad de entender cómo aplicar una intervención psicoterapéutica y farmacológica eficaz en personas quienes han sido diagnosticadas con trastorno bipolar y un TCA. El aplicar un tratamiento únicamente centrado en tratar uno de los dos trastornos hace que se corra el riesgo de que se pueda empeorar el curso del otro

Cabe decir que las tasas de comorbilidad entre trastorno bipolar y TCA son muy variables. Los estudios van del 5% al 32%, lo cual sugiere que se hace necesaria una mayor investigación.

El TCA más común en personas con trastorno bipolar es el trastorno por atracón, siendo cerca del 9,5% de los pacientes bipolares quienes lo presentaban (McElroy, 2007). Este trastorno se caracteriza por llevar a cabo ingestas masivas de comida, sin vomitarla, y puede implicar problemas como obesidad además de hipercolesterolemia y trastornos endocrinos.

La comorbilidad TCA-trastorno bipolar parece estar asociada a la gravedad del propio trastorno bipolar, especialmente si este es temprano y el TCA en concreto es la anorexia nerviosa. Dado que en ambos trastornos hay un alta tasa de suicidio, esta se dispara cuando se presentan de forma conjunta.

2. Trastornos de la ansiedad

Se ha visto que la ansiedad es un síntoma mucho más común en personas con trastorno bipolar en comparación con la población general, lo cual da a entender que hay una alta comorbilidad entre este tipo de trastorno y los de la ansiedad. Esta relación se ha visto especialmente significativa en casos de depresión bipolar. Las investigaciones apuntan a que cerca del 50% de pacientes con trastorno bipolar cumplen criterios para ser diagnosticados con un trastorno de la ansiedad crónico, siendo más común en pacientes con trastorno bipolar tipo I en comparación con el tipo II.

Los pacientes con trastorno bipolar presentan un mayor riesgo de sufrir todo tipo de trastornos de ansiedad, incluyen trastorno de ansiedad generalizada (TAG), fobias específicas, fobia social, trastorno de estrés postraumático, trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno de pánico, siendo éste último trastorno el más común en personas bipolares.

Las personas con ambos tipos de trastornos presentan altos índices de suicidio, manifestación de rasgos psicóticos, abuso de sustancias y pobre respuesta al litio. Entre el mal más común en este tipo de comorbilidad es el consumo de sustancias de forma crónica (adicción), ya sea a drogas ilegales, alcohol o tabaco.

Dado que los tratamientos tradicionales para el trastorno bipolar aislado, como el litio, no parecer ser efectivos con ansiedad comórbida, se han investigado otras vías, como anticonvulsivos, entre ellos la carbamazepina, lamotrigina, topiramato, pregabalina, gabapentina y valproato. También se ha investigado la aplicación de antidepresivos, como los IRSN e ISRS, pero solo aplicados cuando se da un episodio depresivo, dado que podrían inducir a uno maníaco.

Otros fármacos que se han barajado para ser prescritos en casos de trastorno bipolar junto con uno de la ansiedad son los antipsicóticos de segunda generación, entre ellos la risperidona, la quetiapina y la olanzapina.

3. Abuso de sustancias

Se ha visto que cerca del 60% de los pacientes con trastorno bipolar I y casi el 50% de los tipo II cumplen criterios para un trastorno por abuso de sustancias. La adicción más común es el alcoholismo. El abuso de sustancias puede ser un grave problema en el tratamiento del trastorno bipolar, dado que puede hacer que se confundan los síntomas propios de un episodio depresivo con los del “bajón” propios de la droga (p.ej; alcohol), o los síntomas del episodio maníaco con los del “subidón” (p.ej; cocaína).

Los problemas de control del estado del ánimo, la ciclación rápida, las tendencias suicidas y otros factores desfavorables complican el curso del trastorno bipolar, complicando la recuperación en el hospital o en el centro de desintoxicación.

En este tipo de pacientes, la respuesta al litio suele ser pobre, especialmente si hay alcoholismo. Los tratamientos alternativos son anticonvulsivos, que se han mostrado favorables a la hora de reducir el consumo de cocaína y alcohol. También se ha visto que los antipsicóticos de segunda generación contribuyen a una reducción de consumo de drogas.

4. Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

Pese a que se trata de una idea bastante criticada en los últimos 20 años, en 2001 la NIMH llegó al consenso de que el trastorno bipolar podría ser diagnosticado en niños prepúberes. El problema viene en que hay aspectos, especialmente cuando se da el episodio maníaco, que coincide con los propios del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Entre los síntomas compartidos por ambos trastornos tenemos irritabilidad, impulsividad, verborrea, labilidad emocional y distraibilidad.

Debido a esto se ha hecho realmente difícil saber discernir de forma apropiada entre el TDAH, cuyo diagnóstico ya es ampliamente criticable, y el trastorno bipolar infantil, que no ha parado de recibir críticas. La falta de herramientas diagnósticas precisas para un diagnóstico diferencial entre ambos, junto con la existencia de otros trastornos relacionados como el trastorno negativista desafiante, ha hecho que se haya generado cierta confusión sobre si realmente el trastorno bipolar es algo diagnosticable antes de la adolescencia.

No obstante, y dejando de lado las controversias, hay un acuerdo generalizado en cuanto a la coocurrencia del trastorno bipolar y el TDAH. Algunas investigaciones, como es el caso de Singh (2006) y colaboradores han encontrado una relación bidireccional entre ambos trastornos, viéndose que cerca del 85% de los niños con trastorno bipolar cumplían criterios para TDAH, y cerca del 22% de los niños con TDAH cumplían criterios para el trastorno bipolar.

El grupo de Singh también llegó a algunas conclusiones con respecto a la comorbilidad de ambos trastornos, como la de que los síntomas del trastorno bipolar llevan a un sobrediagnóstico del TDAH en la juventud y que el TDAH podría considerarse un pródromo o manifestación temprana del trastorno bipolar. Además, comentaron que el TDAH, cuando es tratado con psicoestimulantes, contribuye a que se desencadene la aparición del trastorno bipolar. Ambos trastornos comparten mecanismos biológicos.

5. Trastornos de personalidad

Los trastornos de la personalidad son bastante comunes en personas bipolares. Debido a ello, no es poco frecuente que la evaluación, el diagnóstico y el tratamiento se compliquen aparecidos de forma conjunta ambos tipos de trastornos. Los síntomas de los trastornos de la personalidad influyen negativamente en el pronóstico de la persona bipolar.

Algunos rasgos del trastorno de personalidad del paciente pueden ocultar síntomas propios del trastorno bipolar, dado que hay características de la personalidad patológica que se pueden estar tapando un síntoma propio de un episodio depresivo, maníaco o hipomaníaco. Esto hace que sea necesario recurrir a algún familiar del paciente para dilucidar si su comportamiento actual está asociado a su personalidad patológica o, por otro lado, es algo nuevo pero que se está dando de forma periódica.

Recientemente se ha descubierto que los rasgos de trastornos de la personalidad del clúster B (límite, narcisista, antisocial e histriónico) son algo diagnosticable en cerca de una tercera parte de los casos de trastorno bipolar, problemas los cuales se pueden relacionar con el haber vivido abuso físico y emocional durante la infancia. También se ha atribuido un alto índice de suicidio a la presencia de un trastorno del clúster B.

Dado que de trastornos de personalidad hay varios, se hace necesario tener en cuenta las características de cada uno de ellos a la hora de tratar abordar de forma terapéutica a alguien quien tenga por un lado el trastorno bipolar y, por el otro, uno de personalidad. Se hace necesaria una gran delicadeza por parte del profesional.

En este tipo de comorbilidad, la prescripción de litio no parecer ser tan efectiva en comparación con los anticonvulsivos, como la lamotrigina o el valproato. Los antipsicóticos de segunda generación, como la olanzapina o la risperidona, se han visto como tratamientos farmacológicos facilitadores de una mejora sintomática del paciente, además de contribuir a que se vuelva más funcional y adaptado.

6. Comorbilidades con condiciones médicas

Las personas con trastorno bipolar muestran un elevado riesgo a padecer múltiples tipos de enfermedades médicas y problemas de salud física en comparación con la población general. Entre estos problemas encontramos enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus y problemas endocrinológicos.

La mortalidad a causa de enfermedad del corazón es casi el doble en personas con diagnóstico bipolar, probablemente relacionados con problemas de control sobre su conducta alimentaria, especialmente si tienen diagnóstico comórbido de TCA. Este hecho también puede ser explicado si se tiene en cuenta que muchas personas con trastorno bipolar son fumadoras, no siguen una dieta saludable o siguen un estilo de vida sedentario.

Otros problemas que pueden presentar las personas con trastorno bipolar, más de tipo neurológico, son migrañas y dolores de cabeza. Estos síntomas son especialmente presentes en personas quienes tienen trastorno bipolar tipo II.

Referencias bibliográficas

  • Singh M. K., DelBello M. P., Kowatch R. A., Strakowski S. M. (2006). Co-occurrence of bipolar and attention-deficit hyperactivity disorders in children. Bipolar Disord. 8:710-720.
  • McElroy, S. L. Guerdjikova, A. Kotwal, R. Welge, J. A.Nelson, E. B. Lake, K. A. et al. (2007). Atomoxetine in the treatment of binge-eating disorder: A randomized placebo-controlled trial. J Clin Psychiatry., 68, pp. 390-398
  • Álvarez-Ruiz, E. M. y Gutiérrez-Rojas, L. (2014) Comorbilidad entre el trastorno bipolar y los trastornos de la conducta alimentaria. Revista de Psiquiatría y Salud Mental. 8(4), 232-241.
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