Bruxismo y su relación con la ansiedad

Este problema se concreta en el rechinar de dientes nocturno, pero debemos conocer y combatir sus causas de fondo.

Bruxismo

El bruxismo, o la tendencia a rechinar los dientes, es una parafunción mandibular que afecta a muchas personas; de hecho, se estima que aproximadamente el 25% de la población adulta presenta este problema en alguna de sus formas.

Ahora bien, el bruxismo no aparece de manera espontánea a partir de la nada; hay factores contextuales y psicológicos que facilitan su aparición y propician que se desencadene este comportamiento, y uno de los más importantes es la ansiedad. En este artículo hablaré precisamente acerca de eso: la relación entre el bruxismo y la ansiedad.

¿Qué es el bruxismo?

El bruxismo es un hábito parafuncional, lo cual significa que es un patrón de movimiento que se repite una y otra vez y que implica el uso de una parte del cuerpo de una manera distinta al modo en el que es usada convencionalmente, o del modo en el que está preparada para estar usada.

En este caso, al rechinar los dientes la oclusión dental se produce de manera que daña el esmalte y que con el paso del tiempo puede desgastar totalmente este material, hasta llegar a la dentina.

Así pues, constituye una alteración capaz de dañar significativamente la salud de las personas, por lo que ante este hábito es importante contar con ayuda profesional.

Por otro lado, el bruxismo puede ser clasificado en dos tipos: el que se da durante el sueño, y el que se da en el estado de vigilia. Ambos tienen características diferentes, como veremos, y sin embargo tienen algo en común: el rechinar de dientes se produce de manera inconsciente, sin que la persona repare en ello. De hecho, es habitual darse cuenta de que se ha desarrollado bruxismo al acudir al dentista, cuando ya ha pasado un tiempo desde que este hábito ha aparecido y ya ha producido sus primeras lesiones en los dientes.

La relación entre el rechinar de dientes y la ansiedad

La ansiedad es un estado psicológico y fisiológico caracterizado por el estado de alerta al que nos conduce. Cuando estamos ansiosos, nos volvemos mucho más sensibles a cualquier cosa que pueda ser interpretada como una señal de peligro o de que algo importante está por suceder; forma parte de los mecanismos biológicos con los que hemos evolucionado para poder adaptarnos más a las dificultades del día a día y tener más probabilidades de vivir muchos años.

Sin embargo, en ocasiones la ansiedad nos puede llevar a desarrollar hábitos que suponen un problema en sí mismo, y el bruxismo es un ejemplo de ello. La tensión que acumulamos debido a ese estado de activación y alerta nos lleva a intentar darle una salida, y en muchas ocasiones esto da lugar a conductas repetitivas e involuntarias, como estirarse el pelo, rascarse, pellizcarse, etc. Parece que, a veces, el bruxismo pasa a ser una se estas formas de responder a la ansiedad.

Se ha visto que las personas con mayor tendencia a acumular ansiedad tienen más probabilidades de desarrollar bruxismo en la vigilia, y que los niños que presentan bruxismo en estado de sueño son, por lo general, más propensos a sufrir problemas de ansiedad. Así, el bruxismo y la ansiedad parecen ser fenómenos conectados, y por ello se recomienda que quienes suelen caer en el hábito de hacer rechinar los dientes adopten medidas de regulación del estrés y la ansiedad para proteger el buen estado de sus dientes y de su mandíbula.

Ahora bien, a pesar de que que en el bruxismo hay un problema relacionado con la conducta automática e inconsciente, esta alteración no aparece en la categoría de los Trastornos del control de impulsos, y si bien se ve influido por la ansiedad, tampoco está incluida en la de los trastornos de ansiedad, siendo ambas clasificaciones que aparecen en los manuales diagnósticos más usados en los últimos años (DSM-IV y DSM-5).

Esto ya permite intuir la complejidad de este hábito, que no es definido como psicopatología, sino como movimiento parafuncional investigado sobre todo por ramas de la medicina como los dentistas. Sin embargo, no se puede negar que el bruxismo tiene una dimensión psicológica evidente, dado que no deja de ser un ejemplo de conducta.

Tratando la ansiedad para proteger los dientes

Tomás Santa Cecilia

El tratamiento de la ansiedad es uno de los objetivos más habituales con los que trabajamos los psicólogos. La cantidad de personas que acuden a los profesionales de la psicología para superar problemas relacionados al estrés y el exceso de ansiedad es muy alta, y afortunadamente, existen procedimientos eficaces para satisfacer esta clase de necesidades.

Por ejemplo, el modelo de intervención cognitivo-conductual permite ayudar a la persona a adoptar hábitos y maneras de pensar y de sentir más adecuadas a la hora de regular sus estados emocionales y su nivel de ansiedad, por lo que tras unos meses realizando sesiones, su bienestar mejora significativamente. La clave está en comprender que, si se tiene compromiso con este proceso de cambio, los patrones de comportamiento dañinos pueden ser des-aprendidos e irse del mismo modo que llegaron.

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Referencias bibliográficas

  • American Psychiatric Association -APA- (2014). DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Madrid: Panamericana.
  • Lobbezoo, F.; van der Zaag, J.; van Selms, M.K.; Hamburger, H.L.; Naeije, M. (2008). Principles for the management of bruxism. Journal of Oral Rehabilitation. 35(7): pp. 509 - 523.
  • Lobbezzo, F. (2013). Bruxism defined and graded: an international consensus. Journal of Oral Rehabilitation. 40 (1): 2–4.
  • Manfredini D, Winocur E, Guarda-Nardini L, Paesani D, Lobbezoo F (2013). Epidemiology of bruxism in adults: a systematic review of the literature. Journal of * * * * Orofacial Pain. 27(2): pp. 99 - 110.
  • Manfredini, D.; Lobbezoo, F. (2010). Relationship between bruxism and temporomandibular disorders: a systematic review of literature from 1998 to 2008. Oral Surgery, Oral Medicine, Oral Pathology, Oral Radiology, and Endodontics. 109(6): pp. e26–50.
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