9 mitos sobre la Esquizofrenia, desmentidos

La esquizofrenia es una enfermedad mental grave que lleva a la persona a interpretar la realidad de forma distorsionada. Entre los síntomas más característicos se incluyen las alucinaciones y los delirios, así como un pensamiento y comportamiento desorganizados. Por todo ello, se trata de una condición que influye notablemente en la funcionalidad de un individuo y puede ser incapacitante si no se trata de la forma correcta.

También es importante señalar que se trata de una psicopatología de curso crónico, de forma que no existe una cura sino un tratamiento que favorece el manejo de los síntomas. Además, los pacientes no suelen tener conciencia de enfermedad, por lo que no perciben como errática su forma de pensar y actuar. Esto les genera un intenso sufrimiento y una tendencia al aislamiento si no se produce una intervención adecuada.

Aunque es una patología conocida, por desgracia se encuentra rodeada de mucho estigma. Esto se debe a la innumerable cantidad de mitos que se han elaborado en torno a ella, impidiendo a la población poder comprender a quienes la sufren, acercarse a ellos y mostrar empatía. A pesar del intenso movimiento social en favor de la salud mental que viene gestándose en los últimos años, las enfermedades mentales graves parecen haber quedado ajenas a todo este proceso de normalización. Esto lleva a los pacientes y sus familias a sentirse profundamente incomprendidos. Por ello, en este artículo trataremos de desmentir algunos de los mitos más comunes acerca de la esquizofrenia.

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¿Cuáles son los síntomas de la esquizofrenia?

Antes de nada, es importante aclarar cómo se manifiesta esta enfermedad llamada esquizofrenia. En lo que refiere a la sintomatología, la esquizofrenia presenta síntomas positivos y negativos. Esta clasificación diferencia entre aquellos relacionados con alteraciones que van apareciendo (positivos) y aquellos vinculados con la pérdida de funciones (negativos).

Entre los síntomas positivos se encuentran las alucinaciones, los delirios y la desorganización del pensamiento. En lo referente a los negativos, es habitual encontrar aplanamiento afectivo, ausencia de motivación y disfrute por las cosas y una reducción de la expresión verbal. A nivel afectivo los pacientes con esquizofrenia también pueden mostrar dificultades. Es habitual que aparezcan síntomas depresivos, especialmente tras episodios en los que la persona ha vivido sintomatología positiva muy florida.

En el plano cognitivo también pueden aparecer alteraciones relacionadas con una menor capacidad atencional, memoria de trabajo y funciones ejecutivas. El nivel de severidad del estado cognitivo depende de cada persona, aunque el perfil neuropsicológico puede recordar al de un paciente con demencia.

9 mitos sobre la esquizofrenia

A continuación, desmentiremos algunos de los mitos más comunes de la esquizofrenia.

1. Es una enfermedad de causa genética

Las investigaciones al respecto parecen indicar que sí hay un componente genético en la esquizofrenia, pero esto es sólo una pieza de un amplio puzzle. Así, contar con ciertos genes no es garantía de sufrir la enfermedad, ya que se trata de una condición de origen multifactorial. La influencia del entorno es determinante en este sentido, cobrando particular relevancia el clima de crianza y la calidad del apego y los cuidados recibidos por los progenitores. También son detonantes importantes las sustancias adictivas como las drogas o el alcohol y las experiencias de tipo traumático. Por lo tanto, es posible portar genes ligados a la enfermedad y, sin embargo, nunca llegar a desarrollarla.

2. La esquizofrenia debuta de forma abrupta

Es común escuchar que la esquizofrenia aparece de repente y sin previo aviso. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. El momento clave en el que esta aflora es la adolescencia o adultez temprana, y suele comenzar con los llamados síntomas prodrómicos, los cuales son sutiles pero alejados de la normalidad. En esta primera fase, la enfermedad puede empezar a manifestarse con cambios afectivos (aislamiento, desconfianza, depresión, irritabilidad, inestabilidad emocional…), cognitivos (ideas extrañas, lenguaje vago, dificultades de memoria…), físicos (cambios de apetito, de sueño, reducción de la energía…) e incluso relacionados con la forma en la que el paciente percibe el mundo y a sí mismo. Poco a poco, esta fase previa irá dando paso a los síntomas más agudos y evidentes.

3. Las personas con esquizofrenia son peligrosas

Otra creencia muy extendida es la que mantiene que las personas con esquizofrenia son peligrosas. Esto es una idea que no se ajusta a la realidad y procede en gran medida de la imagen que se ofrece en medios de los pacientes con este diagnóstico. En la televisión aparecen casos aislados de personas que, teniendo esta patología, no estaban bajo tratamiento farmacológico. Es importante tener en cuenta que los fármacos son necesarios para evitar posibles brotes que puedan dar lugar a conductas agresivas. También es importante matizar que no todas las personas con esquizofrenia manifiestan delirios o pensamientos que desatan su agresividad.

4. La medicación deja a los pacientes aplanados emocionalmente

La medicación tiene muy mala fama y a menudo se dice que deja a los pacientes como auténticos vegetales. Sin embargo, esto no es del todo cierto. La medicación es, de entrada, imprescindible para el manejo de esta enfermedad. Gracias a ella es posible mantener bajo control los síntomas más floridos y brotes, lo que a su vez permite que la persona se sienta más estable y activada a nivel emocional. El problema es que muchas personas reciben un diagnóstico tardío o un tratamiento incorrecto, lo que merma el margen de mejora. En estos casos, el tratamiento sólo puede evitar que la patología vaya a peor, pero no revertir el daño.

5. Las personas con esquizofrenia no son inteligentes

La esquizofrenia es una enfermedad que nada tiene que ver con la capacidad intelectual de una persona. Así, los pacientes pueden mostrar un cociente intelectual dentro de la media, alto o bajo. Por ello, asumir de entrada su inteligencia por el diagnóstico que tienen es un enorme error.

6. La esquizofrenia no se puede tratar

Es cierto que la esquizofrenia es una enfermedad de curso crónico y por el momento no hay una cura disponible. Sin embargo, eso en absoluto significa que no exista tratamiento posible. Actualmente se apuesta por intervenciones multidisciplinares que combinan el uso de psicofármacos con los procesos de psicoterapia. El tratamiento no sólo se enfoca en el propio paciente, sino también en su entorno familiar. De esta manera, se favorece un clima idóneo para que la persona tenga la mejor calidad de vida posible, brindando además un espacio de desahogo para sus seres queridos. Con una intervención personalizada de estas características es posible obtener buenos resultados y mantener controlada la sintomatología.

7. Las personas con esquizofrenia deben ser siempre hospitalizadas

Las personas con esquizofrenia no necesariamente requieren hospitalización para recibir tratamiento. Esta medida sólo se aplica en situaciones críticas en las que aparecen brotes que requieren contención. Sin embargo, cuando el paciente ya está estabilizado lo mejor es optar por un formato ambulatorio, de manera que pueda permanecer junto a su familia y llevar una vida plena y satisfactoria dentro de lo posible. El apoyo social y familiar es un pilar clave para que estas personas puedan mantenerse adheridas al tratamiento.

8. Las personas con esquizofrenia no pueden tener una vida plena

Otro mito común es el que sostiene que las personas con esquizofrenia no pueden disfrutar de una vida plena, con sentido y satisfactoria. Sin embargo, muchos de los pacientes que siguen adecuadamente el tratamiento logran mantener los síntomas bajo control, lo que les permite construir una vida productiva y feliz. De hecho, la evolución de los pacientes siempre se ve beneficiada cuando hay un adecuado trabajo de integración en la sociedad. Es clave que pueda darse, siempre que los síntomas estén bien manejados, un proceso de participación activo en las esferas familiar, laboral, social, etc.

9. Todas las personas con esquizofrenia muestran los mismos síntomas

Otro mito común es el que defiende que la esquizofrenia se manifiesta de la misma manera en todos los pacientes. Sin embargo, la realidad es que cada individuo es único y puede mostrar unos síntomas muy diferentes respecto a otros con su mismo diagnóstico. Tal y como sucede con otros trastornos mentales, hay que saber mirar más allá de las etiquetas y comprender la historia de la persona y su realidad particular. Sólo de esta forma es posible comprender del todo su sufrimiento y poder brindar la ayuda profesional adecuada.

Conclusiones

En este artículo hemos hablado acerca de algunos mitos comunes en torno a la esquizofrenia. Esta enfermedad psiquiátrica es conocida, pero aún está rodeada de mucho estigma y mitos. Las ideas equivocadas acerca de esta psicopatología hacen que la sociedad rechace a menudo a quienes la sufren, dificultando la empatía y la compasión hacia ellas y sus familias.

La esquizofrenia es una enfermedad mental grave que cursa con síntomas de todo tipo. Los llamados positivos incluyen la presencia de delirios, alucinaciones y pensamiento desorganizado. Los negativos refieren a aspectos como el aplanamiento afectivo o la falta de motivación por las cosas. La esquizofrenia es una enfermedad en la que hay un componente genético, pero esta no es la única variable que la explica. Los factores ambientales (crianza, trauma, abuso de sustancias…) juegan un importante papel, pudiendo detonar la enfermedad en pacientes predispuestos.